Confianza entre mascaras...

Las Orquídeas Rojas del Alcohol.

Historia escrita en colaboración con JoshuaGarcia271

El desorden de comunicación es un conflicto interno donde la persona que lo padece tiende a ser bastante dócil ante ciertas personas con autoridad. Aunque hay otros tipos de desorden como lo es mostrarse un poco dominantes ante sus superiores o sus iguales, ocultando su verdadera personalidad... a pesar de que no siempre son así.

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Omojiri Miwa

Es la maestra asistente de la clase 2-1, la cual suele provocar respeto con su mera presencia ante sus alumnos, pero en realidad ella suele ocultar su verdadera personalidad por ciertas vivencias de su oscuro y lúgubre pasado.

En sus años de secundaria ella se daba a destacar por ser una persona bastante desinteresada en ciertas circunstancias, un ejemplo de ello sería que en algunas ocasiones donde se tomaba la leche directamente del cartón, dejaba la basura tirada en cualquier lado o mentía al no saber qué responder en situaciones de alta presión.

También podría entrar en la categoría de los alumnos no muy destacados al momento de participar en clase o entregar tareas, siendo que muchos la podrían considerar una especie de delincuente, pero en realidad era alguien que solo quería disfrutar el momento, llevándola a conocer a muy temprana edad el alcohol. Dando paso a una etapa fiestera y eventiva con sus compañeros de su instituto, donde las bebidas eran el centro de atención al igual que terminó unos de los detonantes a sus malos hábitos que la perjudican en el futuro que conocemos.

Pero el mayor causante de sus malos hábitos fue una persona que llegó a incrustarse en su mente como el amor de su vida, a pesar de que la conoció en una de sus tantas salidas a eventos juveniles donde el caos disfrazado de libertad daba a relucir sus verdaderas personalidades, cosa que ella al estar tan apegada al chico, no pudo prever.

Llegando a formalizar una relación con ese chico que el cual solo quería manipularla para obtener su propia satisfacción carnal, cosa que ella no pudo ver debido al gran afecto que tenía hacia él, dándole todo lo que él quisiera sobre su persona.

Esa relación no era la que muchos pudiesen considerar "sana", pero Omijiri le daba igual lo que le dijeran sobre su vida amorosa, dejando que el amor que tenía sobre ese chico, guiará por completo su relación, dejando a un lado la razón y la lógica.

Ya de por sí su vida no era la mejor encaminada, ahora que se había juntado con una persona la cual solo la llevó a descarrilarse por completo, haciendo que llegara a faltar a sus clases, tarde a su casa o de plano no llegaba, iba todas las fiestas a las que los invitaban. Aunque todo esto no era para nada bueno, Omijiri estaba completamente feliz al estar junto a esa persona que llegó a nombrar como el amor de su vida, profundizando aún más su relación, al punto en donde muchas parejas quisiesen llegar...

Pero no todo fue miel sobre hojuelas, en algún punto esa felicidad tenía que acabar y más siendo una adolescente hormonal que vivía en un patético cuento de hadas con la persona incorrecta...

Cierto día el cual la chica había decidió visitar a su amada pareja a su hogar, esta fue bien recibida por ciertos ruidos que provenían de la recámara del chico los cuales pudo reconocer casi al instante, pero por un pequeño miedo que provenía dentro de ella... no quería aceptar esa idea. Su temor la paralizó, pero su curiosidad la forzaba a encaminarse dentro de la casa para poder llegar a la habitación del chico con el que ella había fantaseado haciendo tantas cosas antes de dormir.