Encuentro en el cementerio

680 44 11
                                    

Sangre. Muerte.

Un exorcista de pelo castaño, estaba en un cementerio. Pensaba que estaría a salvo, ya que, usualmente no se solía encontrar personas por allí. El pequeño no pasaría de los 14 años, sentado sobre la tumba de uno de sus amigos, último y único amigo, Odasaku. Colocó un ramo de flores sobre su tumba, mientras lágrimas caían de su mejilla, su rostro estaba sin luz, sin emociones.

Inesperadamente, una figura mayor apareció detrás de él, de pelo anaranjado. Pudo ver sus colmillos, sus ojos sin pupila, sin ni siquiera iris. Eran completamente de color azul, como un mar cristalino. El pequeño niño no se asustó al verlo, sabía que era un chupasangre, un vampiro. Simplemente miró como el vampiro se inclinaba, para ofrecer su mano.

"Levantate."

Pudo escuchar susurrar, agarró su mano y fue levantado, las largas uñas del vampiro rozaron la mejilla del aprendiz, seguía sin asustarse. Era la primera vez que veía un vampiro, estaba dispuesto a ofrecerse para morir e ir con su único amigo. Pero el vampiro no se veía con esas intenciones.

"Eres muy pequeño para deambular por un cementerio, niño, ¿puedo saber tú nombre?"

"Osamu."

"Es un nombre peculiar. Nunca antes había tenido la oportunidad de escuchar uno así, puedes llamarme Chuuya."

El vampiro no se veía con malas intenciones, lo que le hizo dudar a Dazai. ¿Era malo o bueno? En todas las leyendas que había escuchado provenientes de los libros que solía escribir Odasaku, eran bestias temibles, que sólo quieren arrancarte tu corazón para comérselo y transformarte en uno de ellos. Ellos no tenían sentimientos, no tienen pensamientos. Pero este vampiro sí tenía. Aunque sus ojos no tienen el poder de mostrar emociones, podía sentirlas.

"Osamu, ¿no te gustaría salir de este sucio cementerio conmigo? No es un lugar aptos para niños tan jovencitos como lo es usted."

Dazai sólo asintió. Chuuya hizo una sonrisa. Chuuya camino para llevarse a Dazai a un lugar más seguro. Este sitio era peligroso. Lo llevó a las fueras y a las entradas de un pueblo, Chuuya no tenía permitido el paso.

"Mañana, justo cuando la luna esté en lo alto, quiero que vuelvas aquí. ¿Puedo confiar en qué vendrás?"

El niño volvió a asintir, Chuuya tan solo acaricio su cabeza, viendo que al hacer este movimiento Dazai cerró sus ojos y en menos de un segundo, Dazai no notó su mano, al abrir sus ojos, había desaparecido entre la oscuridad.

"Es tan extraño. ¿Porqué decide querer ver a un niño tan desafortunado como lo soy yo?" – Pensó el pequeño. Sin saber como encontrar una respuesta.

Pero con las esperanzas de volver a verlo.

Te veré cuando renazcasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora