La Chispa Del Corazon De Un Herrero

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Pov Narrador

Un joven Welf Crozzo miro algo aburrido por la ventanilla del carruaje en la que se encontraba. Era lo único que podía hacer mientras viajaba en aquel lujoso carruaje. Por la ventana podía ver una gran pradera verdosa. Acompañando de varios árboles y el cielo despejado.

"¿disfrutas de la vista, welf?"

A su lado yacía una mujer pelirroja, con un parche negro que cubría su ojo derecho. Su ojo izquierdo era rojo. Vestía una camisa blanca de manga larga que llegaban hasta sus codos, el resto era cubierto por unos guantes marrones. Seguido de unos pantalones negros y unas botas del mismo color que sus guantes.

Aquella mujer era la diosa de la forja, hefesto. Quien tenía una leve sonrisa formada en sus labios y miraba con interés al niño a su lado.

"más o menos...". dejo de mirar a la diosa para volver a observar por la ventana. "no pensé que el viaje fuese tan largo...".

"te dije que sería un viaje largo, es un día y medio de viaje en carruaje desde Ciudad Herrera de la Espada Solingen hasta orario". La diosa explico brevemente una vez más al joven. "a este punto ya es tarde para arrepentirse.".

"lo sé, lo sé". Dijo sin mirar por la ventana.

La diosa tarareo un poco y volvió su vista hacia un pequeño libro que ella estaba leyendo. Welf de vez en cuando miraba de reojo a la diosa a su lado. Solo para después mirar una vez más por la ventana.

Suspiro mientras apoyaba su rostro en la ventana. "(¡una vez llegue a orario y reciba la falna de hefesto-sama comenzare mi camino como herrero! No voy a crear espadas mágicas como el viejo y mi familia querían... Forjare mi propio camino)".

En sus azules ojos una llama se prendió, brillando con una gran determinación. Que fue notada por la diosa que solo rio lo suficientemente bajo para que welf no la escuchara.

"(es lindo ver lo determinado que esta, tan joven y tiene una gran determinación en sus ojos)". La diosa paso a la siguiente página de su libro, mirando de reojo al joven pelirrojo. "(realmente quiero ver de que eres capaz, welf)".

Comenzó a recordar el cómo conoció al joven herrero. Hace un día y medio, en la Ciudad Herrera de la Espada Solingen. Como de costumbre, hefesto fue a visitar la fragua de un herrero con el cual tenía un contrato desde hace un buen tiempo.

Al llegar al lugar se había encontrado con su amigo herrero, y una curiosa situación que no se esperó ver.

Ahí estaba welf, discutiendo con algunos herreros mayores que él para ver quien era el primero en usar el horno de la forja. Al dueño de la fragua le pareció descortés, para ella algo divertido y curioso de ver.

Welf había captado su atención, por lo que al poco de hablar con él. La diosa de la forja había tomado una decisión.

Iba a reclutarlo para su familia. Ese fue el pensamiento que paso por su cabeza. Y al hacerle pregunta, este acepto.

"(aunque no me dijo su apellido... Estaba mintiendo cuando me lo dijo... Lo averiguare una vez le otorgue mi falna. Tengo bastante curiosidad del por qué me lo oculto)".

El carruaje se sacudió levemente mientras avanzaba por un camino de tierra. La diosa dejo de leer el libro para mirar por su ventana. Al hacerlo, se giró para ver a su acompañante. "welf, deberías mirar por la ventana. No querrás perderte esto".

Haciéndole caso a hefesto, welf miro por la ventana una vez más, pero esta vez fijándose en algo a la distancia. Al verlo, sus ojos empezaron a brillar de la emoción mientras su boca se abría lentamente acompañado de un "¡Wooaah!".

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