Capítulo dos.
Audo.
Mi hija llora en mis brazos, necesita comer.
No ha comido desde la mañana. No le queda leche que darle, se acabó lo de la semana.
No puedo permitir que mi hija muera de hambre. No puedo siquiera permitir que le falte algo.
Espero a que mi bebe se duerma, la dejo en la cuna, jamás la he dejado sola, pero ahora mismo es necesario. No me demoraré demasiado, si todo sale bien, estaré en minutos aquí.
Salgo de la casa con el corazón acelerado, con la mente intranquila y el pecho agitado, mi respiración es irregular, tengo miedo, jamás he hecho esto, pero es necesario, yo puedo sobrevivir sin comer un par de días, pero mi hija no. Es un bebe…
No quiero ser mala persona, pero a veces las circunstancias obligan a la persona más buena a cometer un delito, y de a poco convertirse en lo más odiado.
No quiero, pero debo hacerlo.
No soy un ladrón…
No lo soy.
Solamente soy un padre que necesita alimentar a su hija, estoy desesperado.
Contando mis pasos me acerco por atrás a una pareja que está caminando, el tipo va bien vestido, creo que, si logro robarle a él, podre comprarle comida para el mes a mi hija, jamás nadie entenderá lo desesperador que es no tener que darle de comer a tu hijo, duele ver como lloran por hambre.
Después de convencerme de que estoy haciendo esto por las razones correctas, me lanzo hacia el tipo, a la chica no la pienso tocar, ni dañarla, jamás haría algo así, sea bajo cualquier circunstancia jamás tocaré a una mujer con la intención de golpearla, porque tengo una hija, a la que jamás me gustaría que le pasara algo así.
Arrincono al chico a la pared de un local, puedo ver como él me mira con miedo, estoy presionando una cuchilla que tome de casa, no le hago daño con ella, solo es para intimidar.
—Dame todo lo que tengas…—mi voz estaba a punto de flaquear cuando la recuerdo.—Dame cada jodida cosa si no quieres que te mate aquí mismo.
El chico no habla, solamente asiente y con las manos temblando saca su cartera, me la entrega y luego ve a su chica, quien nos ha mirado todo este tiempo. Ella no ha interferido ni tampoco ha llamado a la policía.
Se me hace raro, pero dejo de lado eso cuando él me entrega su reloj, parece ser de lujo…
Con todo en mano salgo corriendo, corro como jamás lo hice en la vida, el deporte jamás fue mi pasatiempo favorito y es ahora que me juega en contra. No sé cómo, pero logro salir ileso del robo, es mi primera vez, joder…
Cuento el dinero que robe y me voy a la tienda más cercana, no sin antes sacarme la malla de la cabeza, nada puede salir mal ahora, mi identidad no se vio en riesgo.
Cuento el dinero emocionado porque mi hija va a comer. Es el suficiente dinero, tanto que me preocupa, acabo de robarle a un pez gordo, y no sé qué consecuencias me traerá eso.
Salgo de la tienda con todo lo necesario y de repente veo como el día se vuelve soleado. Corro nuevamente ignorando el hormiguero de mis piernas. La incredulidad me invade, no me creo que haya sido capaz de esto y aunque me siento culpable, no me arrepiento.
Llegando a casa me dirijo directo a la habitación, y mi hija sigue dormida, voy a la cocina y preparo su biberón. Mientras el agua se calienta cuento el dinero que sobro. Esto me permite pagar el alquiler…
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Mister bauer
RomansaMe abandonó. Me dejó a mi y nuestra hija, quedé en la miseria. Con el corazón roto y una hija. ¿Que puede salir mal? Absolutamente todo, no puedo trabajar, porque para mi familia estoy muerto, y amigos no tengo. todo es un caos...