La biblioteca 2

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La entrada pronto se mojó y derramó un líquido parecido a la miel. Aunque los pétalos que se extendían lentamente iban acompañados de un dolor palpitante, los suaves labios y la lengua que los acariciaban eliminaban cuidadosamente el dolor como si lo hubieran lavado.

Más bien, su aliento comenzó a volverse áspero poco a poco. Como siempre.

"Abre un poco más las piernas. Eso es"

"¡Eh!"

Aiden lo hizo bien después de hacer sus piernas ligeramente más amplias. El clítoris, que se había endurecido al máximo, fue succionado profundamente. Ya estaba hinchado por las secuelas de la noche anterior.

Vivian estuvo a punto de romperse una pierna debido al repentino e intenso estímulo. Trastabilló un momento, luego tanteó por encima de la falda y apenas equilibró los hombros.

Aunque Aiden no la dejó caer en primer lugar porque le sujetó la pierna con fuerza para que no se cayera.

"No lo hagas fuerte porque pica"

"Te gusta. Es muy estimulante. Es"

Añadió: "Como la heroína que escribiste"

y la lamió largamente, recorriendo sus muslos.

"Oh, no, no lo es. La protagonista femenina y yo no somos iguales en absoluto, ¿de acuerdo?"

Aiden volvió a morderla con los labios e inhaló con fuerza.

"Huh"

Un gemido que parecía estar sufriendo la boca de Vivian salió de la paciencia. Hurgó en la flota con su lengua puntiaguda, y ella se mordió los labios con fuerza en la punta de los pies. Las lágrimas comenzaron a formarse alrededor de sus ojos.

"Aunque sea completamente diferente a Vivian, siempre hay una cosa en común. Porque es una criatura"

"Huh... bueno, ¡por supuesto que lo admito! Muy bien, salgamos de dudas"

Por supuesto, Aiden ni siquiera la escuchó. Este tipo de desafío se debía a que ya sabía por experiencia que Vivian tenía una expresión de rebote.

Vivian deseaba poder rechazar a este hombre por una vez. ¿Por qué era tan débil con Aiden?

Mientras se lamentaba un poco, la mano que sujetaba la pierna con fuerza empezó a subir poco a poco. Pronto le agarró las nalgas y empezó a retorcerlas con gran fuerza.

A diferencia de la lengua y los labios que pretendían ser suaves, el tacto era imparable. Era como si contuviera el deseo de desgarrarla.

Entonces, de repente, su mano le dio una palmada en el trasero, lo suficiente para que no le doliera. La cosa carnosa y saltarina se agitó ligeramente hacia arriba y hacia abajo.

"¡Haaaah!"

No le dolió, pero Vivian estaba tan sorprendida que se estremeció.

"Te gusta. Como en tu novela"

"Lo que pasa es que he visto a alguien hacerlo..."

Replicó inexpresivamente, recordando los asuntos del Emperador y de Cardel, y habló con franqueza.

"Creo que es bueno"

Se preguntó por qué era tan bueno. ¿Por qué iba a ser bueno que te pegaran? Pensó que ella era la sádica si tenía que elegir entre las dos cosas.

Sin embargo, el cuerpo decía la verdad y no el juicio de la cabeza. Ya sea por pedagogía o por sadismo, se sentía bien recibir un golpe en el trasero.