"𝐌𝐫.𝐊𝐢𝐦"

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Taehyung estaba metido en cosas ciertamente ilegales, por malos actos cuando era más joven actualmente está pagando sus errores, y es que si, cuando era más joven por querer conseguir un poco de dinero decido meterse con uno de los mayores Gangters de Corea del sur, este lo había entrenado tanto física como mentalmente y gracias a eso cuando Taehyung apenas tenía 17 años tenía la mentalidad de un tipo de 28 o un poco más.

Siempre fue consciente de que era peligro pero nunca le importó, hoy se tenía que encontrar con Mr.Kim, mano derecha del "Jefe" ya que Taehyung le había pedido una cita para poder hablar y este había aceptado.

Pudo visualizar como en aquel callejón sin auto entraba, para después mostrar que en el interior de este estaba la persona en la que tanto pensaba el azabache.

La puerta fue abierta y el "Jefe" bajo del carro con su gran abrigo de piel. "Hola V, hace mucho que no nos veíamos ¿cierto?... Dime para qué querías verme niño"

"Jefe, no quiero seguir en el negocio de las drogas" dijo Taehyung seguro.

"Oh, bueno entonces te pasas con Lee para el negocio de las armas y punto" dijo el mayor de ambos, con intenciones de retirarse.

"No señor, no está entendiendo, ya no quiero seguir en la mafia, di todo lo que tuve que dar y ya no estaré en esto" aclaro el menor.

"Disculpa, ¿Qué?" -Dijo el Mr.Kim, su tono comenzó a ser más amenazante que antes.

"Lo que escucho señor, no seguiré en este negocio" dijo sin titubear, y era verdad, no seguiría con todo esto, no lo hacía por el, si no que lo hacía por Jungkook, temía que algo le sucediera.

"Tu en verdad crees que soy idiota, esto no es tan sencillo mocoso, cuando entras, ya ya no hay salida, por más que quieras" -y sin decir más el "Mr.Kim" se volteó eh hizo señales para que sus hombres se acercarán al azabache que tenía detrás de él, estos acataron las órdenes de su jefe y poco a poco comenzaron a atacar el menor.

Golpe tras golpe, patada tras patada y todos los hombres yacían en el piso, mientras un muchacho cansado buscaba a su ex-jefe. Esto no se quedaría asi y Taehyung lo sabía.

"Mr.Kim" -pudo divisar a un chico acercarse y su mandíbula se tenso, ¿Cómo era posible que aquel mocoso hubiera acabado con todos sus hombres? Y como si el antes mencionado leyera la mente del mayor contesto.

"Recuerde que usted me entrego señor Kim, mejor que cualquier guardaespaldas de segunda" y sin decir más el azabache se lanzó a su querido jefe dejandolo inconsciente con tan solo algunos puñetazos y patadas, sabía que tenía que tener cuidado de ahora en adelante pero eso no le impedía alejarse de todo ese mundo de porquería que tanto había detestado desde el inicio.

Con una sonrisa ladina el chico salió de aquel barrio de mala muerte para volver a su hogar donde sabía que su hermano menor lo esperaba en la sala, era costumbre desde que eran niños y efectivamente así fue, su menor se encontraba en la sala, con un vaso de leche y unos bigotes del líquido anterior, al ver a su hyung Jungkook dejo el vaso en la mesa y fue a abrazar a su "hyung favorito" como el decía.

"Jungkook, ¿que haces despierto a estas horas?, ¿Mamá sabe que estás despierto?" Miro como su hermano agachaba la mirada y jugaba con sus lados pero perfectos dedos, solo podía admirar lo perfecto y hermoso que es su hermano, a pesar de todo y de todo el tiempo que ha pasado podía asegurar que Jungkook seguía siendo aquel pequeño niño que le tenía miedo a las tormentas y cuando sucedía una, corría hacia su habitación y se acurrucaba con el.

"Yo... Solo te... Te quería esperar.. y bu-bueno yo quería.. quería preguntarte si.. si podíamos dor-dormir juntos h-hoy.." Taehyung sintió como su corazón se aceleraba y una sonrisa boba apareció en su cara, agarro al castaño y lo guío hasta su cuarto, el menor ya había entendido así que se había emocionado mucho, por fin después de tanto tiempo volvía a sonreír con su hyung.

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Taehyung admiraba a su hermano mientras esté reposaba sobre su pecho, era precioso, con un cabello suave y castaño, una pestañas largas y perfectas, pómulos algo sonrojados, una nariz preciosa, y finalmente unos labios algo rellenos pero no tan exagerados, simplemente perfectos como a él le gustaban.

Pasando un brazo por la cintura de su menor, y dejando un recorrido de besos desde la coronilla hasta su barbilla, dijo aquellas palabras que tanto había deseado decir desde hace tiempo.

"Te amo mi pequeño príncipe" -cerró los ojos y dejó que el olor natural del cabello del castaño lo arullará, hasta por fin calló en los brazos de Morfeo.

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Flores cayendo | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora