Capítulo 1: La fiesta

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La verdad es que siempre fui muy introvertida, al contrario que mi hermana Sofía, aunque claro, teniendo en cuenta que ella es rubia, pelo liso, ojos verdes aceituna, 1'70 y un cuerpo de muy buen ver, siempre tuvo muchas amistades y contactos.

Yo, mido solo 1'50, mi pelo negro me llega a la cintura, tengo los ojos azules y soy muy antipática, no me considero mister belleza, pero lo que sé con certeza que me falla es mi actitud.

Cuando Santiago propuso la fiesta no me sentí muy entusiasmada pero ¿qué iba a hacer yo? no era mi casa, ni tampoco es que pudiera quejarme, así conocería a gente y dejaría de ser tan... ¿antisocial?.

Mi primo llegó sobre las 5 (no había estado solo en el gimnasio y eso se notaba). — ¿Me habéis echado de menos? -nos dijo al llegar, Sofía y yo estábamos viendo una película-.

— No mucho. -me reí-

— Que simpática -dijo Santi sacándome la lengua-

— ¿Quién viene a tu súper fiesta? -quiso saber Sofía mientras se metía un puñado de palomitas a la boca-.

— Mmm... mucha gente -nos dijo mirándome a mí, él sabía que no me gustaba mucho la gente-.

— Genial -aplaudió Sofía- a ver si así ligo algo porque chico, que racha.

— ¿Es en serio? -la miré- Justo hace una semana te diste el lote con su mejor amigo -señalé a Santi, éste asintió dándome la razón-.

— Cierto... -quiso disimular mirando hacia la tele-. ¿Como se llamaba?

— Cristóbal -carraspeó Santi, estuvo dos días sin hablar con él por ese mismo motivo-.

— Eso, bueno, igualmente necesito acción en mi vida -dijo haciendo una pose dramática-.

— Eres de lo que no hay -me reí- Yo estaré poco tiempo, luego me iré a dormir.

— ¿Estás de broma? No te dejaré escapar tan fácilmente -me dijo Santi sentándose con nosotras-.

— Me lo pensaré -le dije, bebí un trago de mi coca-cola sabiendo que era mentira, mi propósito era beberme un par de copas e ir a dormir-.

— Bueno chicas -dijo Santi levantándose-. Voy a hacer un par de llamadas, ya sabéis, para saber quién viene exactamente. -Salió al jardín-.

— Espero que sepas que después de un par de cubatas me voy a dormir -le dije a mi hermana mientras recogía la mesa-.

— ¿Me vas a abandonar? ¿Qué hay de la borrachera que pillaremos juntas? -me miró con carita de cordero-.

— No hay borrachera que valga Sof, mañana tengo clases, ¿recuerdas?.

Estudiaba primer año de carrera, quería ser maestra, y no iba a ser tarea fácil, por lo que llevaba estudiando, se veía que requería de mucho esfuerzo.

— Tienes razón, pero si pasa algo, o alguien, digno de admirar y tú no estás, luego no te quejes -me dijo recogiéndose el pelo-.

Sofía dejó de estudiar cuando nos mudamos, no necesitábamos dinero, mis tíos tenían de sobra, pero a ella no le gusta vivir del cuento, por lo que encontró un puesto de administrativa, ahora mismo se encontraba de vacaciones, y quería disfrutarlas.

— No creo que pase nada, los amigos de Santi son tan... raros. -dije mirando a los lados por si aparecía-.

— Lo sé -puso los ojos en blanco- solo espero que no aparezca Cristobal, tú no sabes la vergüenza al día siguiente cuando me tocó mirar a tu primo de frente -se masajeó las sienes-.

Polos opuestos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora