~Capítulo I~

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Zarith, levántate querida, ya tenemos que irnos

Sí, madre.

Ella se levanta de la cama rápidamente y para complacer a su madre la ordena pulcramente.

-Ya estoy lista.

La mencionada mamá la examina de pies a cabeza.

-Pues veo que no te has cambiado aún

Dice ella en una risa.

Y era cierto, Zarith apenas había llegado de la escuela, por lo que se acostó a dormir con su uniforme.

-Esta bien, ven aquí

Y la madre la estira suavemente hacia el escritorio donde la niña tenía ordenados sus moños por color, sus peines, su brillo labial, su colonia de lilas y su afortunado sombrerito de rosas, este delicadamente decorado con un encaje de color rosa pastel.

- Mamá, podría preguntarte algo?

La madre parece más complacida que sorprendida y con un ligero movimiento de cabeza dice:

-Adelante

La niña se queda callada por un momento y piensa bien su pregunta.

- ¿Porqué razón te sientes feliz cuando me compras tantas cosas? ¿No debería estar usted triste por gastar dinero preciado en cosas para mí?

Esta vez la madre se sorprende pero tranquilamente lo niega.

- ¡Oh, Zarith, no debes pensar de esa forma! Por supuesto que, en ningún caso, estaría yo triste o apenada de traerte cosas como regalo. Soy tu querida mamita, piensa bien en tu pregunta de nuevo. ¿Por qué crees que estoy feliz de comprarte cosas?

La niña entrecierra los ojos y chasquea la lengua.

-No tengo idea

Ella toma de la mano a su hija y la lleva al jardín de rosas.

- ¿Sabes quien nos regala todas estas rosas, todos los árboles de manzana y mango, y tus plantas preciadas de tomate?

No lo sabe, y mira a su madre.

-¿Quien es, mamita?

Dice con curiosidad.

- Fue Dios, querida mía, nuestro Dios y padre. Y adivina qué. El también te trajo a ti al mundo! Y también a mí. Él te ama, incluso más que yo.

- ¿Más que tú?

- Si, y eso es humanamente imposible. ¡Cuan grande es Dios! 

La pequeña mira a su mamá.

- Pero mamita, no me has respondido mi pregunta.

- He aquí la respuesta: Dios es tan bondadoso, nos dio esto para nosotros, y... ¡que regalo tan lindo es el de dar! Pero no todo lo que se da es material. Hay una cosa más importante que eso.
¡Lo más importante es dar amor! ¡Y es eso lo que más recibes de mi, querida hija! Entonces, así como Dios nos da a nosotros, nosotros también debemos dar a otras personas.

Zarith se balancea sobre sus piernas y abraza a su mamá delicadamente.

- Mamita querida: Ahora lo entiendo. Muchas gracias! Siempre daré, porqué es Dios el que da, y nosotros debemos hacerlo de igual manera.

Ella huele a tulipanes, y muestra todo su amor hacia Zarith, y esta también la ama de igual manera.

La madre la toma de la mano suavemente y la lleva dentro, la prepara y salen. La niña con una rosa en su sombrero, con un delicado vestido blanco y rosa, tomada de la mano con una mujer bajita, de mejillas sonrosadas y también con un vestido blanco y rosa. Llevaba también en su mano una canasta con pastelitos de crema de leche y chocolate.

Estas dos bellezas se detuvieron en la entrada de un teatro. Se encontraron con una señorita alta, de cabellos rubios y ojos verdes castaños, que las esperaba pacientemente. La madre la saludo con un apretón de manos y un beso en cada mejilla. La mujer también saludó a Zarith, alagandola por su dulce apariencia.

- Estoy tan agradecida de que hubieras venido, Jade.

Dice la mujer a la madre.

- También lo estoy yo por ti, mi querida Diane.

Y las tres mujercitas entran al teatro.

Love and My FatherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora