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Las tres hadas se encontraban en el consultorio de un hada médica, dos de ellas mirando a la de verde a la cual examinaban minuciosamente.
- Saldré un momento, creo que las chicas ya llegaron - Xana hizo saber y dió media vuelta mientras caminaba a a la salida de la habitación.
Las voces de tres de sus amigas habían resonado afuera por lo que estaba segura que ya estaban en el lugar.
Al estar a punto de salir cuatro hadas con ropa de distintos colores llegaron al sito sorprendiendo la ante la llegada tan abrupta que tuvieron
Las hadas de la naturaleza la saludaron sonrientes y después se acercaron a la artesana rápidamente.
La princesa miro desde la salida de la habitación como las amigas hablaban preocupadas por la rubia.
Cuando el hada curativa dió Luz verde a las alas de la artesana todas las presentes suspiraron de alivio.
- Pero, ¿Y el brillo? - la rubia seguía insistiendo
- Seguramente fue el reflejo de la luz no tienes de que preocuparte — la médica tomo dos semillas de girasol de un pequeño tarro y se acercó nuevamente a la artesana.
- Pero...— fue interrumpida
- Toma dos semillas de girasol y vuelve si tienes alguna molestia - el hada curativa las saco de la habitación en la que se encontraban
- Muchas gracias - agradeció Xana
Al estar un poco lejos del lugar hablaron nuevamente.
- Nos asustaste, Tink - hablo Silvermist
- que suerte que no le pasará nada a tus alas - agradeció Fawn
- ¿Lo puedes imaginar ?- hablo Rosetta
- Pero si les pasó algo - Xana nego con la cabeza al saber a lo que se refería su amiga— ellas brillaron— tinkerbell dió una vuelta pareciera que estaba soñando.
- Pero ya oíste - exclamó Iridesa
- Solo fue la luz reflejada en la nieve - Xana repitió las palabras de la doctora
- No —nego la rubia— irradiaron luz, las ví, eran más brillantes que cientas de luciérnagas - revoloteo feliz - Fawn, Xana ustedes tuvieron que ver estaban ahí