UNA APUESTA FALLIDA.

408 20 37
                                    

Apto para todo público.







Debía sospechar que algo iba a salir mal desde el momento en que Endorsi retó a Khun en una partida de ajedrez. Bam no era de los que pensaban que ella estaba loca, pero sin duda, consideró que era una locura total hacer semejante reto. Sobre todo, cuando Endorsi lo jaló junto a Ewha, Elaine, y Shibisu para asegurar su victoria.

—¿Y cuál es el premio? —indagó Khun todavía desinteresado—. No participo si no voy a ganar nada. —Bam pensó que era una verdad a medias, había participado una vez en un juego de voleibol porque él se lo había pedido. La victoria era incierta pero había participado, o tal vez, sabía que ganarían, Bam no estaba seguro.

—¡Les serviremos un día entero con el disfraz que ustedes quieran! —orejas en la habitación prestaron atención al fin, incluso Khun pareció un poco desconcertado por la propuesta mañosa de Endorsi—. Pero si pierden, son nuestros esclavos por un día.

—¿Jugarás tú? —preguntó Khun, Bam presentía la catástrofe—. No veo entonces, por qué incluir a tantos. Si vas a ser mi esclava por varios días...

—¡Shibisu jugará por mi! —declaró Endorsi mientras tiraba de la ropa de Shibisu y lo sentaba por la fuerza frente a la mesa que contenía la tabla con las piezas de ajedrez.

—Esa es una clara falta a las reglas, si tú haces el reto, tú debes jugar. —Khun se estaba tomando el asunto con seriedad y a Bam no le estaba gustando—. Pero acepto.

Hatz, a pesar de sus recurrentes riñas con Khun, se acercó y puso el último clavo al ataúd. —Y se vestirán de maid.

—¡¡Sí!! —Wangnan se emocionó, e incluso alguien tan tímido y generalmente reservado como Hockney, se acercó con interés—. Si perdemos, nos vestiremos de pingüinos y haremos una fiesta de exhibición, pero si ganamos, entonces ustedes se vestirán de maid y servirán en la fiesta.

—¿Y nosotros qué? —preguntó Bam al fin—. ¿Shibisu y yo qué? Somos hombres,  ¿Nos vestimos de meseros?

—De maid... —sentenció Hatz extrañamente exitado, y a Khun no le estaba gustando en lo absoluto, aún así, tomó asiento frente a Shibisu con la tabla en medio de los dos.

Con las manos apretando casi dolorosamente los hombros de Isu, lo miró a los ojos. —Shibisu, tienes que ganar. —pidió Bam con la mirada suplicante, conocía a Khun de sobra para saber que no iba a ponerle las cosas sencillas.

El juego empezó, Isu fue el primero en mover sus piezas, Khun había elegido las negras, así que lo primero en moverse, fue una tortuga blanca incrustado con joyería y un hilo de oro en su contorno plano. Bam sabía que ese juego era adquisición de Khun al robarle a Edhan,  su padre.

Todos estaban bastante tensos, sabían que en comparación a los presentes, Khun era un experto en el ajedrez, pero Isu no se quedaba atrás en lo absoluto, tenían la esperanza y Endorsi la fe ciega de que ganarían.

Eventualmente, Khun se quedaba sin piezas y todos sentían respirar con más facilidad, Endorsi mostraba los dientes en una confiada sonrisa y Bam se sentía cada vez más intimidado con la falsa tensión de Khun.

Él era un excelente actor si se lo proponía.

En un momento dado, Khun comenzó a mover las últimas piezas que le quedaban con más rapidez, la reina de su tablero se movía poco y solo para quitar las piezas más valiosas de Isu, quién pasó de la confianza al nerviosismo.

—Jaque mate. —su voz había sido una amenaza sutil a los implicados del equipo perdedor, incluso Hatz, que se llevaba mal con Khun, puso su mano sobre su hombro para felicitarlo y se cruzó de brazos ante la victoria indirecta cuando Khun le dió un manotazo.

UNA APUESTA FALLIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora