Capítulo 2 | Ladridos

41 7 7
                                    


***

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



***

19:37

Esa hora marca el reloj de mi móvil, miré al cachorro de ojos despiertos e intensos, dicen que los ojos son el reflejo del alma. Este cachorro tenía el alma más limpia y cálida que podría mi cuerpo detectar, desvíe mi vista de él y me centre en sacar las llaves, tarde un rato en encontrarlas, el montón de lienzos y botes de pintura estaban por encima de aquella.

Con delicadeza le abrí el paso al cachorro de pelaje brillante y suave, no puedo negar que de mi rostro creció una sonrisilla, mi niña interior siempre quiso un compañero, siento que no es coincidencia encontrarme con él. Es bello.

Pisando el último escalón del piso, el cachorro me esperaba allí, era mucho más veloz que yo.
Saque nuevamente las llaves y entre al departamento y con mi dedo índice silencie al perro, aún no tenia la aprobación de mi hermano y si podría quedarme con el animal, así que hablé;

— ¿Erick? ¿Estás en casa?— eleve mi voz.

...

No hubo respuesta, me asomé a la cocina y en el congelador asomaba un papel mal arrancado que ponía

"Luann, me he ido a entrenar,
llegaré tarde. No me esperes
para cenar."

- Erick.

Suspiré. No había comprado nada para cenar, y el cachorro no podía seguir alimentándose de mi comida, lo miré, definitivamente tenía que salir a comprar. Dejé todo en mi habitación, por la noche me dedicaría a comenzar mi cuadro, ahora tenía que decidir si el cachorro venía conmigo o no.

En un momento desesperado, lo tomé y lo cargué hacia la entrada, salíamos a comprar nuevamente.

...

Caminado sola por las calles de Badalona, con un cachorro que acababa de conocer, me preguntaba qué más podría pasar, me encontraba en un punto de mi vida que balanceaba en una cuerda floja, mientras más caminaba más posibilidades tenía de caer, caer un vacío que ni siquiera yo sabía donde acabaría. Metí mis manos en los bolsillos y miré la luna, poco a poco se iba asomando. La amaba, siento que yo me parezco un poco a ella, con un sin más de vivir, dando vueltas al mundo, yo daba las vueltas al mío. un círculo continúo.
La luz led de la tienda del supermercado me despertó de mis pensamientos, llamé al cachorro
y lo cargué para entrar juntos a la tienda.

me fijé en las estanterías y pillé lo primero que vi,
dando vueltas por la tienda encontré el pasillo de mascotas, le iba a comprar una correa y comida,
cargaba unas bebidas y pasta y salsa. Sin querer se me cayó la correa, me agaché para recogerla y por detrás de mi oigo un silbido.
Me arrodillo y me giró para ver quien es la persona que lo ha hecho, a lo lejos alcanzo a ver solo una silueta alejándose del pasillo. Un escalofrío recorrió mi cuerpo,

El sonido de las estrellas | EN PAUSA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora