Unión

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31 de Julio.

Raissa despertó en la habitación que solía usar en la mansión que vivía el Señor Oscuro. Él muchas veces le había hecho compañía pero no la noche anterior. Se debían hacer muchos arreglos y ella debía descansar. Por más que quisiera abrazarse a él y sólo hablar durante la noche.

Un elfo doméstico apareció dejándole un desayuno ligero. Ella no pudo comer mucho. Sus ansias y nervios no le dejaban.

A media mañana, después de cientos de preparativos de última hora, de vestirse apropiadamente y sentirse un poco mejor luego de un relajante baño, Uxia Rosier apareció.

—Hija mía, estás preciosa— Raissa sonrió de forma débil. No es que no estuviera feliz por su futura unión, los nervios le hacían pasar un mal momento.

—Esperé este momento toda mi vida, madre... Y aún así me siento nerviosa... Me uniré al hombre que amo—Uxia le miró con ternura—. Se que soy un bruja afortunada.

—Creo que el afortunado es él, mi niña preciosa—Aseguró la mayor—. No muchos pueden alardear de tener para siempre como compañera a alguien más digna que tú, Raissa.

—Gracias, mamá—Le abrazó con sus ojos llenos de lágrimas—. No se que sería de mi sin ti a mi lado. Te debo todo. Sin ti, quizás creería que él es mi enemigo. Viviría toda una vida sin saber lo infeliz que sería lejos de Tom... No puedo decirte cuanto agradezco esto, madre.

Uxia, quien también estaba muy emocionada, sonrió feliz por ayudar a esa preciosa niña que había llegado a ser una luz brillante en su vida, su alegría en los momentos más oscuros. Raissa fue toda su felicidad. Una palabra de ella valía más que todo lo que pudiera decirle si marido. Amaba tanto a su hija.

—Lo eres todo para mi, hija. Cuando seas madre te darás cuenta de lo ciertas que son mis palabras—Ambas sonrieron.

H~○~P

Raissa caminó acompañada de su madre a un despacho en donde le esperaba un hombre con aspecto huraño.

—Mi señora— Hizo una reverencia—Aquí tengo algo que debe firmar.

—¿El principal contrato de unión para presentar en el Ministerio?— Ella quiso saber.

—Lo es, mi señora.—Raissa tomó un pluma y un tintero para firmar el pergamino. Uxia hizo lo mismo como madre y testigo. En el se podía ver ya las tres firmas de los familiares de la novia—. ¿Es eso todo?

—Si, mi señora—Raissa asintió para luego abandonar el lugar acompañada de su madre.

El hombre tomó el pergamino y fue a ver al Señor Oscuro que estaba esperando.

—Mi Señor—Hizo una reverencia por cortesía.

—¿Raissa ya firmó el pergamino, Yaxley?

—Sí, mi Lord. Ella ya lo hizo.

—Manda este pergamino al Ministerio luego de completar el ritual de unión—Ordenó.

—Seguiré sus órdenes, mi Lord—Aseguró, observando como firmaba el papel.

—Eso es todo, no olvides de hacer las copias pertinentes para cada familia. Despedido—Él asintió para abandonar el lugar en donde estaba meditando el mago más temido de los últimos tiempo.

¿Quién lo diría? Lord Voldemort uniendo su vida a una niña que ese mismo día cumplía quince años. La edad legal para casarse hace un par de cientos de años. No era común contraer nupcias sin terminar Hogwarts. Pero nada sorprendía en el mundo de los magos.

Slytherin's RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora