Ella se maquilla, él ya está listo.
— ¿Me prestas pasta dental?
— No, mi amor. Es que... eso es muy personal.
— Amor... nosotros nos besamos. Con lengua.
— Sí. Pero también es la pasta de mi familia.
— Ya pues me chapo a toda tu familia, préstame.
— ...Al Bidi, al Bidi también te lo tienes que chapar, ¿ah?
— ¿Con lengua y todo?
— Tienes que dejarle chupo, mi mamá cuando lo vea se debe escandalizar.
— Una quemadura de segundo grado entonces...
— Debes marcarlo como a tu ganado.
— Para que no me olvide. Un beso que le dure hasta el lunes.
— Un beso de desayuno.
— ¿Y si se enamora?
— Hace rato está templado de ti.
— La otra vez me mordió y apenas lo estaba acariciando
— Ligeramente... ese es su lenguaje del amor.
— No me hizo doler...
— Pero, ¿te calentó, no?
— Mi cuerpo, literal se tensó, pensé que pasaría algo más.
— ¿Un manoseo dices?
— Claro, su apretadita como masita. (La aprieta ligeramente)
— Ay, mi amor. Sí.Está detrás de ella mientras le besa la mejilla y seguidamente la boca
— Mi amor, mi amor, ya... tú ganas. (le alcanza la pasta)
— Gracias preciosa...Ella lo detiene y con ternura, se acerca dos dedos a sus labios, los besa y pega ese beso en los labios de él.
— Rápido, por favor. (se perfuma, está lista).