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Pov Jeongyeon

Sin poder creer lo que acababa de suceder, cerré la puerta de la habitación con más fuerza de la necesaria.

La había besado, había besado a Nayeon. Y ella se había apartado de mi luego de gemir. Cierto, aquello era un pobre consuelo para mi ego lastimado.

Gruñí cuando el agua fría de la regadera tocó mi piel, pero me quede allí parada estoicamente, sintiendo como los restos de mi excitación bajaban poco a poco. Estaba comportándome como una pendeja.

Im Nayeon no podía tener semejante afecto en mí.

No podía.

Por el amor de Dios. No era más que una niña. Una torpe e inocente que todavía utilizaba playeras de
OSO.

Y yo era una mujer. Una mujer que no podía dejar de pensar en los labios de una niña, ni en sus senos, ni en su cuello, ni en sus...

Volví a gruñir.

Era una maldita depravada y necesitaba liberarme de alguna forma, necesitaba hacerlo ya. En un movimiento, cerré el grifo y salí del cuarto envolviéndome una toalla a la altura de mi cintura y otra a la de mi torso.

- ¿Jeong? - rodé los ojos al escuchar la ansiosa voz de Hirai Momo recibirme tras el teléfono.

- Si, soy yo ¿En dónde estás?

- En mi casa ¿Quieres verme?

- Estaré allí en veinte minutos - colgué el teléfono, haciendo una mueca-

No era a Momo a quien me quería follar. Momo me había aburrido hace mucho.

"Entonces ve a tu habitación, y follate a quien de verdad te quieres follar" me dijo mi consciencia.

Nayeon me había pedido que me marché, y Dios sabe que me costó una mierda irme, pero al final lo logré.

No podía volver como una idiota e intentar seducirla de nuevo, no podía dejar que la rubia pensara que estaba obsesionada con ella. Porque no lo estaba, por supuesto que no.

- ¿Chaeyoung? - lleve el celular a mi oído antes de que sonara por tercera vez, mientras me abotonaba la camiseta al mismo tiempo.

- Jeongyeon, hay un problema con Tiberio.

- ¿Qué mierda hizo ahora?

- Violó la Omertá - me lleve una mano al puente de la nariz, mientras esperaba una explicación de mi amiga.

- Declaró en un juicio sobre la droga importada desde México.

- Pedazo de idiota ¿qué nombre dio?

- El de Hyunjin, pero ya resolví eso. Los jueces no dirán nada.

- ¿Ya le pusiste precio a su cuello?

- Si, no durará vivo ni un día.

- Perfecto - susurre, cortando la comunicación.

Ahora más que nada en el mundo necesitaba liberarme. Tomé mi chaqueta mientras salía por la puerta, e intentando con todas mis fuerzas no echar un vistazo a mi habitación, me dirigí a la casa de Momo.

Pov Nayeon

No tengo idea de cuanto llevo allí, tirada en la cama, contemplando el cielo raso con los ojos entrecerrados. El dulce sabor de la boca de Jeongyeon todavía perduraba en mi labio inferior, recordándome que nada de eso había sido un sueño.

O una pesadilla.

Decidí que una ducha era lo que necesitaba.

Necesitaba despejar mi cabeza, pensar con claridad. Abrí el grifo, y mientras esperaba que el agua estuviera caliente, me quite el pijama y la ropa interior.

Suya [2yeon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora