concierto [souliz]

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Dedicado a la persona que inspiró este os





Finalmente llegó el día del concierto, había estado esperando por ese día desde que vio el anunció por la página de Instagram de su banda favorita, Él mató un policía motorizado, hace un poco más de dos meses. Sentía una emoción mientras hacía fila para entrar al recinto junto a otros fanáticos de la agrupación, vio que estos iban en grupos a comparación de él que estaba por su cuenta puesto que no consiguió a otra persona que lo quiera acompañar; sus amigos no le gustaban ese tono medio melancólico y lento de las canciones, resultando que varias veces le hayan dicho que busque música más feliz o movida porque iban a entrar en depresión, mientras que las demás no estaban tan dispuestos a garparse la entrada para una banda que apenas conocían.

¡El mató era bastante famoso!

Como sea, él no se iba a perder la oportunidad de ver a su banda favorita porque otros no podían apreciar sus gustos musicales. Así fue como se mandó solo y compró una entrada hace un mes más o menos, era un gastó que lo había hecho con gusto, a pesar que no era tan cara a comparación de otros conciertos que había visto.

De a poco fue avanzando en la fila hasta la zona en que los encargados revisaban los códigos QR de las entradas, fue algo rápido, pasó las revisiones hasta finalmente entrar en el complejo donde pudo ver una gran cantidad de gente que ya estaba ubicada cerca del escenario. Todavía permanecían las luces prendidas por lo que le era sencillo guiarse entre los espacios, identificó los baños, luego la barra. 

"Podría comprarme algo" Se dijo para sí a mitad del camino.

Aprovechó que el recinto no estaba tan lleno y se acercó a la barra para pedirse una cerveza, la chica que lo atendió le dio un precio que le hizo dudar si valía la pena comprárselo. Pero ya estaba ahí, no podía irse sin nada, además tenía la mirada parda de la vendedora por lo que terminó pidiendo un vaso, en lo que le servían sintió que alguien le tocaba el hombro.

—¡Mati! — Le llamó y al girarse vio al rostro sonriente del amigo de su amigo Agustín, Alejo. 

Ellos dos se conocían por el ya nombrado Agustín, compañero de facultad y amigo de Matías de la facultad. Ambos habían sido presentados en una juntada de estudio, que terminó en ver el partido de Rosario Central cuando el chico se sumó a la velada porque había querido utilizar la impresora de su amigo por un práctico que debía llevar en papel. Luego de ese primer encuentro no dejaron de cruzarse; en boliches, pasillos del comedor o en los edificios de la facultad (por más que Alejo esté en la facultad de artes y él en turismo), a pesar de que no solían intercambiar muchas palabras. Después de todo su mayor vinculante y moderador era el chico de ojos claros.

—¿Sos Matías, no? —El nombrado asintió con una sonrisa y ambos se saludaron con un beso en el cachete. — Che qué bueno encontrarte acá, no sabía que te gustaba él mató.

— Yo tampoco me esperaba encontrarte acá — La chica apareció con su vaso de cerveza y al recibirlo lo pagó. — Gracias.

— Yo también quiero uno— aprovechó a pedir Veliz.

— ¿Vos viniste con alguien? — preguntó Matías bebiendo de su vaso.

— ¿Sabes qué no? No tenía a nadie con quien venir, pero mandé igual. — Le contó animado— ¿Vos?

— En la misma, a ninguno de mis amigos les gustaba o se prendió.

— Entonces estamos solos.

— Así parece...— murmuró Matías mientras el santafesino recibía su vaso y pagaba. —¿Te copa que nos quedemos juntos?

De Encuentros Casuales Y Del Destino (Sub20)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora