Beomgyu
Podía sentir el sol de la mañana centelleando por el espacio de las cortinas y brillando sobre mi piel. Estiré los brazos sobre mi cabeza e inmediatamente hice una mueca cuando un dolor en mi hombro me detuvo.
Debo haber dormido mal.
Esperen...
Recuerdo perfectamente poniéndome el pijama y luego comiendo una pinta de helado la noche anterior. ¿Cómo podría el sol golpear en mi piel si yo estaba en pijama?
¿Y dónde estaba mi gato?
Abrí los ojos esperando ver a Hobak tendido en la cama a mi lado. Los ojos gris ahumados que me miraban no le pertenecían a mi peludo peluche.
—Hola.
Parecía lo más educado que podía decirse. Una sonrisa cruzó la cara del hombre.
¿O fue una mueca?
—Hola, —respondió con la más profunda voz que había escuchado. Me alegré de estar cubierto por las mantas, o me habría avergonzado horriblemente cuando mi polla comenzó a llenarse.
Me quedé mirando otro momento, maldita sea, ¿cómo no? Él era precioso. Su cabello era oscuro y corto, pero solo les daba más énfasis a sus tempestuosos ojos grises.
—¿Quién eres tú?
—Mi nombre es Taehyun. —Los ojos del hombre centellearon cuando se rió. Lo que yo pensaba que era una turbulenta tormenta de gris se convirtió en estrellas brillantes.
Oh chico.
—Eres el tipo de la cafetería.
Las cejas oscuras se alzaron un poco.
—Sí, aunque me sorprende que te acuerdes de mí.
—Eres un poco difícil de olvidar.
Obvio.
Taehyun, que era un nombre extraño, parecía realmente interesado en mi respuesta.
—Oh sí, —dije con una respiración jadeante. No había manera de que pudiera haberme olvidado de este hombre. Simplemente no era posible. Hermoso ni siquiera comenzaba a describir a Taehyun. Impresionante, exótico, una delicia para cualquier persona con pulso.
Había un aire de peligro en él que le hacía parecer aún más intrigante. Sabía que si estuviera demasiado cerca, me quemaría, y sin embargo no pude apartarme. En todo caso, quería acercarme.
Así que lo hice.
Tragué saliva mientras mis ojos rodaron.
—Estás desnudo.