CAPÍTULO 6. PELEA Y SANGRE

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ANMON

Quinni intenta golpear a Mallea con una patada sobre sus muslos, pero la chiquilla responde con rapidez boqueando con agilidad y arremetiendo con el brazo para conectar un limpio golpe sobre el pecho de Pantera. 

El público parece emocionado con el combate de ambas mujeres despiadadas y mis ojos se enfocan en la marca que lleva mi presa. Sus movimientos parecen casi tan perfectos como los que Quinni ha aprendido en los Obélix y resulta altamente excitante ver el poder con el que enfrenta a Pantera. Mi polla se pone dura cuando Mallea hace una voltereta contra Quinni y la manda al suelo. 

—Joder. ¿Te imaginas lo delicioso que debe sentirse el tenerlas bajo nuestros cuerpos mientras nos las follamos? —le dice un hombre a su amigo. 

Aprieto los puños a mis costados y me planto delante de esos pendejos que fantasean con la mujer que es de mi propiedad. 

—Tienes dos segundos para largarse antes de que le rompa los putos dientes por fijarse en algo que lleva mi jodida marca —gruño la amenaza. 

—Lo sentimos, Cruel. No sabíamos que esas mujeres son tuyas o de lo contrario no diríamos algo tan irrespetuoso —intenta disculparse el que hizo el pendejo comentario, pero ya es demasiado tarde. Tomo a uno por el cuello y le reviento la nariz de un puñetazo rompiéndosela de inmediato—. Por favor no me mates —lloriquea.  

Su amigo ya ha huido del círculo de pelea, pero eso no indica que va a sobrevivir un día más. Me gusta hacer el papel de cazador  y entre una presa intente alejarse mucho mejor es el juego de persecución. 

Le asesto otro puñetazo en el estómago y lo lanzo contra el suelo uniéndome a la pelea entre Quinni y Mallea. Los gritos del público hacen que Pantera recupere el control  de la pelea. Quinni le hace una llave para someter por completo el cuerpo de su enemiga. 

Estrello mis puños contra el hombre intentando infringir tanto dolor hasta que sus huesos crujen. Sus ojos están cerrados y no sé en qué momento ha quedado inconsciente. La verdad es que tampoco me interesa. La furia que hay dentro en mi aún no ha disminuido y de la única manera en que puedo descargarla es matándolo de forma lenta y dolorosa.  

Miro de reojo a las mujeres que siguen en combate y Mallea se ha librado del agarre de Pantera. Mi presa tiene la mirada encendida y veo que está determinada a darle guerra a Quinni. 

Enderezo el cuerpo y me levanto. Pateo con saña el cuerpo del chico antes de ir en búsqueda de mi próximo objetivo… la maldita que me está provocando una puta erección. 

—Ni se te ocurra entrometerte —amenaza Quinni, al ver que mis ojos están fijos sobre su adversaria—. Ella es mía. 

De pronto una sonrisa de satisfacción curvea sus labios haciéndome entender que esta divirtiéndose a lo grande pues no hay nadie que pudiera resistir como lo hace Mallea. 

Mallea nos mira por igual como si estuviera dispuesta a lucha contra ambos y que nos patearía el culo. 

Pobre imbécil

Los Obélix estamos brutalmente capacitados para destrozar a quien se nos ponga enfrente. Somos armas humanas letales que solo servimos para matar y torturar. 

Para Quinni es un juego e intento descubrir si para Mallea también. Los ojos de ella están claramente puestos en mi esperando a que intervenga o que me aleje para que ellas sigan con su combate. El público sigue expectante a lo que vaya a ocurrir y camino en dirección de la mujer que me pertenece por derecho. Luce muy cabreada y eso de alguna manera me pone la verga tan dura que tengo que cambiar mi postura.

CRUEL |BILOGÍA OBÉLIX #1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora