PRÓLOGO

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Toma la cámara en sus fría manos y la acerca a su rostro, mirando por el lente al hombre que yace a su frente, serio y completamente inmóvil. Presiona el botón y el "click" se escucha por la solitaria habitación, la foto sale segundos después.

El alfa suspira y niega, mirando al contrario que por fin deja caer las lágrimas contenidas.

Quizá el momento no era el indicado, sin embargo, ¿cuándo lo fue? Pensar que aquel ser que lo ayudó a derrumbar las paredes qué él mimo había construido, obligándose pero el bienestar ageno, se iría tal y como vino.

Esa foto, que marcaría en él dos eras, pues esas lágrimas qué rebosaron esos preciosos ojos cayeron igual que su orgullo cuando se arrastró hasta el cuerpo ageno, más no alcanzo a dar un paso, no cuando su conciencia lo impidió.

—¿Es verdad que tan siquiera lo pensaste?

¿Pensar? No solo lo pensó,sino que amó, admiró y respeto hasta el cansancio al hombre de sus pensamientos más oscuros y profundos.

—¿o eres tan egoísta para hacerlo?

¿Egoísta? No, nunca pensó en nadie más que él hasta que ese hombre llegó, tan energético y totalmente diferente a él. Cómo esa música que te alegra los días y no puedes dejar de repetir en la mente, la comida favorita qué ingieres con placer.

Como las cosas que disfrutas y amas hacer.

Él era eso ¿Cómo se atrevía a decir o insinuar tal cosa?

Sin embargo, el bien y la comodidad era algo que Kim TaeHyung siempre buscó en su amante, ahora más que nunca dejo ese egoísmo atrás, porque para él amar a la persona que lo apoyó, quizo, respeto y admiró era regresar todo eso.

Su más grande acto de amor fue eso, dejar ir.

Jeon Jungkook nunca pensó en odiar y amar a la misma persona.

𝐄𝐋 𝐃𝐄𝐒𝐄𝐎 𝐀 𝐌𝐎𝐑𝐈𝐑 ᵀᵃᵉᵏᵒᵒᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora