Todo se ha convertido en polvo, siento mi habitación vacía siento que tras las paredes fuera de mi burbuja todo es un desierto estéril, sigo encerrado sufriendo los tormentos incesantes que hieren cada parte de mi ser siento los murmullos por todos los rincones del frío cemento miradas inexistentes ocultas en las sombras son fijas a cada acción que realice.
El agua no sacia mi sed, el deseo instintivo de saciar el hambre es carente en mí todo lo real se vuelve irreal y lo irreal se vuelve real, no me apetece salir de cama en el día en sí no me apetece hacer nada solo dormir. Me veo al espejo y no me veo a mí, veo a otra criatura repugnante asomarse, es la misma rutina que he forjado con el tiempo.
El tiempo da pasos minúsculos cuando pasa a visitarme, solo se sienta a verme tomando su distancia hasta aburrirse y seguir su camino. Solían venir palomas blancas a hacerme compañía fue hace tiempo que ya no lo recuerdo.
Solo tu te has quedado a mi lado viéndome de mala gana, colérico y asqueado. No espero que entiendas mis acciones anti naturales.
Todas estas palabras tuvieron una respuesta de su fiel acompañante --- Eres una desgracia parlante, inmóvil dejas perecer la llama que calienta este lugar.
El acompañante se puso de pie acercándose al armario toma unos libros los cuales se pone a leer --- cuanto tiempo más tardarás en seguir con esta trágica novela.
El joven quien se encontraba apoyado contra la pared responde al acompañante --- El tiempo que sea necesario para enmendar las maldades de mis errores. Esta respuesta causo el fastidio del acompañante, cerró el libro con fuerza dándole la mirada nuevamente --- pretendiste "leer" el príncipe de manera tan superficial que quisiste aplicar "El fin justifica los medios" cuando esa frase ni siquiera pertenece a sus párrafos. Dicha penitencia que tanto llena tu boca no es más que tu ego caprichoso. No es más que un modo penoso de atraer miradas ajenas hacia tu persona.
Las miradas de ambos se cruzaron de manera fija el joven apoyándose contra la pared se puso de pie señalando al acompañante--- Es notorio que me desprecias, lo has hecho desde el primer día. Tan impaciente, desmedido y sin control. Eres colérico e impulsivo--- A lo que su acompañante respondió--- ¡Y tu patético, triste e inservible!
Furioso lo toma del polo lo zarandea con fuerza hasta lanzarlo nuevamente contra la pared--- Pero a pesar de que eres todo eso aun sigues tratándome con delicadeza, o bueno, tratas de hacerlo. Has estado viéndome desde el principio, despreciándome por mantener mi postura, pero nunca te até mi o impedí que te fueras. Has estado aquí por voluntad propia al igual que yo porque sabes que tanto tu como yo somos culpables de todos nuestros actos.
Todo se puso en silencio, los murmullos guardaron silencio mientras ellos charlaban--- Siempre trataste de enmendar los errores, pero mientras lo hacías causabas nuevos y yo solo agachaba la cabeza como un perro manso. ---el acompañante mira por la ventana, ha empezado a llover, mira los libros regados por los suelos, se han convertido en fotos... fotos de recuerdos pasados, familiares, amigos, el amor... --- Affff... eres un fastidio de persona. --- un cigarro y un encendedor aparecen en sus manos --- siempre pensé que tus eras la razón por la cual no podía escapar de este laberinto infinito, al inicio traté de convencerte con un millón de soluciones pasajeras--- abre nuevamente el armario donde está una caja similar a las de cartón, una caja pequeña bañada en oro. --- Ocultaste esta caja fuera de mi vista, es gracioso, al inicio no tenia idea donde podría estar, los pasillos se hacían cada vez más oscuros. Las puertas mostraban imágenes que me hacían vomitar de dolor, vistazos a la realidad. Pero mientras serenaba mi mente en la soledad la luz armoniosa de esta caja me guio aquí de nuevo.
Dando unos pasos vuelve a ponerse en frente del joven--- Dime... ¿Por qué?... ¿Por qué ya nunca pudimos abrir esta caja? --- El joven veía fijamente a la caja, sus ojos se movían en varias direcciones mientras en sus pupilas se reflejaban imágenes fugaces, una lágrima calló del alma a lo que respondió--- Porque simplemente la rompimos.
El acompañante al fin pudo ver, todas las grietas, como dicha caja de oro perdía su brillo hasta marchitarse como una flor. Sin palabras el acompañante observa la deslucida caja, él empieza a ver los escasos reflejos proyectados en ella. --- Ya entiendo, la penitencia no seria saldada por el sufrimiento eterno sino el hacer que tu y yo nos pusiéramos de acuerdo ¿no es así?
El joven se puso de pie riéndose lentamente, una risa semejante a un loco desesperado por aprobación de las personas cuerdas. --- Ahora que al fin lo has comprendido ¿quieres seguir con esta disputa? --- El acompañante se acerca a la ventana viendo como no para de llover. --- La lluvia siempre la percibí tosca con aquellos que desprecia y calmada con quienes aprecia. Antes de dar el primer paso ¿Te gustaría tomar una taza de café?
El joven asintió con la cabeza, ya no se encontraban en una habitación ahora estaban en una sala donde la mesa tenia todos los manjares inimaginables por el hombre. Pasaron el tiempo el silencio, una vez terminado el acompañante dijo--- La comida...--- mientras el joven leía lo que parecía ser un periódico le prestó brevemente atención --- la comida sigue sin saber a nada.
Una sonrisa se esbozó en el rostro del joven, ambos se pusieron de pie regresando a la habitación oscura donde estuvieron siempre recluidos por voluntad propia.
Una de las pareces que siempre lucían oscuras, empezó a derretir las sombras hasta mostrar una puerta. La sorpresa era evidente, el temor al lo incierto era latente, pero ... su convicción lo era más, caminaron ambos a dicha puerta, una vez estando los dos del otro lado esta empezó a cerrarse mientras la oscuridad volvía a cubrir la pared con su manto siniestro.
Se escuchaban sus pasos alejarse cada vez más hasta que ya no se escucho nada. Tal vez su idea era tratar de volver hacer brillar la caja o que las grietas desaparecieran por arte de magia, pero la magia no existe es algo irreal y absurdo que solo funciona en nuestras mentes.
Los ojos en la oscuridad se cerraron, las voces se callaron, la lluvia se detuvo y la caja... la caja lejos de sanar se hizo polvo. Pasaron las horas, poco a poco las ventanas se empezaron a abrir para permitir el paso del reflejo de la luna... la luna que se había manchado de un color vino rojizo. El joven pensaba que la penitencia debía ser duradera mientras que el acompañante pensaba que debía ser directa y sin rodeos, era la diferencia marcada que ellos tenían sin embargo en lo que ambos coincidían era que debían ser castigados y así fue como pasó.
La oscuridad empieza a invadir todo el cuarto, dejando sin una pisca de luz rojiza cada rincón de la habitación más no las cenizas de la caja... un círculo de luz vino tinto le rodeaba y como si alguien la tuviera posada sobre la palma de su mano, un viento la hizo desvanecer para llenar todo en solo oscuridad perpetua por siempre, hasta el final de los tiempos.