Rápido como un río que corre (Madanaru)

Capitulo 10 [Antes de que llegue la tormenta]

Mientras marchaban, había en el aire un aura de tensión, no nacida de la ira, por supuesto, sino del miedo, y había casi un remanente del sudor que adquirieron oscilando en el aire mientras caminaban penosamente. Lo que Naruto no se avergonzó de admitir lo disgustaba muy levemente. Sin embargo, esa era la menor de sus preocupaciones.

El sol del que tenía tantos buenos recuerdos, y que había besado su piel hasta darle un tono dorado casi radiante, ahora ejercía un peso invisible sobre él. La armadura de su padre ardía bajo la luz, tal calor lo quemaba incluso a través de su ropa interior protectora, y supo sin verlo, que su piel se había puesto roja alrededor de su cintura, donde el mental estaba más cerca de su piel. Picaba dolorosamente con cada roce de la tela contra su carne.

A su lado, Sakura mostró un gruñido bajo, torciendo el hombro hacia atrás, el acero en su postura era menos que cuando se conoció, aunque él no dudaba en creer que era más por agotamiento que otra cosa. Quedó impresionado por su habilidad para mantener su marcha, bastante mejor que él, ¿quizás fue por orgullo?

Jiraiya, a su lado, dio un paso tartamudo, girándose hacia la mujer de cabello rosado, y le dio una fuerte palmada en la espalda. Un testimonio de su entrenamiento de que la chica no pellizcó hacia adelante. El Alfa más alto recibió un codazo bastante firme en el estómago por sus acciones, por supuesto, fue Jiraiya, por lo que solo mostró un gruñido antes de que una gran sonrisa estirara sus mejillas.

"¡Oye, mejor piensa en un Omega por el que valga la pena luchar!" Él se estiró hacia ella, y aunque intentó apartarse de la conversación, fue empujado con bastante fuerza hacia el flanco de Sakura, Ino también pareció estar atrapada en el extraño abrazo. Sintió sus mejillas arder con algo muy diferente al calor del sol desnudo, sin albergar ningún deseo de hablar de su propio género de una manera atrevida, o en absoluto.

Lo cual, podría concluir, era hacia dónde se dirigía esta conversación en particular. Ino, la más alejada de él, pareció perpleja por un momento, sus cejas arqueadas hacia abajo y su frente arrugada. Sin embargo, Sakura inclinó su cuerpo lejos del Jiraiya, pero se llevó la mano a la barbilla y las arrugas en los bordes de sus ojos decían lo suficiente sobre su acuerdo.

"¿Eh?" Naruto se giró hacia su amiga, quien lo miró con una mirada inexpresiva, aunque estaba haciendo una pregunta, no podía entender qué.

"¡Eso es lo que dije, una O, por la que vale la pena luchar!" Entonces parecía como si todos finalmente hubieran superado la confusión cuando muchos de los guerreros estallaron en sonrisas indulgentes. Naruto se encontró luchando mentalmente con un sentimiento de 'oh, la presa se ha roto' y 'maldito soy'.

"¡Las quiero tan tetonas como sea posible, con ojos que brillen como estrellas!" Honestamente, el Omega se encontró en un callejón sin salida de querer golpear al hombre o esconderse en la nieve de las montañas. Bueno, al menos era un consuelo que no estuviera dentro de los parámetros dados.

"¡Ja! ¡Digo! ¡Los míos se maravillarán con mi fuerza, adorarán mis cicatrices de batalla!" Estaba muy sorprendido por el arrebato de Sakura y su contribución al extraño hymin que los guerreros habían acumulado. Le hizo justicia después de todo.

"No podría importarme menos cómo se visten, o cómo se ven, todo depende de lo que aman. ¿Rudo? ¿Dulce? ¿Apasionado? Mmm..." Sin embargo, se detuvo ante Ino, casi hizo que algunos de los otros soldados golpearan. él por detrás también. ¿La gente (alfa) comúnmente hablaba tan alto de copular? Estaba muy contento por el agua que cubría sus cosas indescriptibles cuando Sakura pasó su brazo por encima de su hombro, una ráfaga de viento trajo su olor ayudado por el sudor directamente a su nariz.

"Apuesto a que los O's locales pensaron que eras bastante encantador". No se avergonzó de admitir que estuvo muy cerca de clavársela en la cara con un fuerte golpe con el codo, cuando ella se apartó y apenas esquivó su violenta represalia. La orilla pesaba sobre sus ropas mientras dejaban el río empapando su ropa con agrado, pero también rozando tanto como sus quemaduras y su armadura.