CAP 1

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Alyssa se dio la vuelta en la cama y lloriqueó mientras soñaba. Se cubrió con las toscas mantas pues hacía frío y dejó que el sueño la envolviera de nuevo.

Su madre le sonreía señalando el cielo, mostrándole las estrellas mientras la abrazaba en su regazo. Su pelo castaño caía hasta el suelo donde estaba sentada y Alyssa se agarraba a uno de sus mechones.

—Mira, mi amor. Son las estrellas. — le decía abrazándola a ella como sólo una madre podía hacer —Siempre te guiarán hasta dónde quieras llegar. Te acompañarán y siempre estarán ahí.
—Son bonitas. —dijo Alyssa recostándose en su pecho para mirar el cielo— ¡Mira aquella tan grande!—chilló de felicidad al verla.
—Tienes que fijarte bien para que te guíen, mi vida. Yo te enseñaré cómo.
— ¿Lo harás?
— ¿No te estoy enseñando muchas cosas?— preguntó acariciando su cabello rubio platino— Algún día necesitarás todo lo que te enseñe.
— ¿Cuando?
—Cuando yo falte. — dijo besándola en la mejilla— Entonces tendrás que ir a buscar a tu padre. Él te ayudará.
— ¡Yo no quiero irme!— gritó enfurruñada arrugando su naricilla.
—Eso será dentro de muchos años. Cuando seas una mujer.

Su madre miró sus ojos grandes azules. Tan claros que parecían transparentes, rodeados por unas sorprendentes pestañas oscuras.

—Tienes que buscarlo porque aquí no te puedes quedar, mi amor. Intentarán hacerte daño y necesitas que te protejan. Tu padre lo hará. Él es un hombre importante y te cuidará.

Alyssa con sus seis años de edad no llegaba a comprender todo lo que le decía su madre que sonrió.

—No te preocupes, con los años entenderás y me harás caso. Será duro, pero harás lo que te diga —acarició su sonrojada mejilla y Alyssa sonrió.
— ¿Cómo es papá?

Su madre sonrió con tristeza.

—Me lo has preguntado mil veces.
—Cuéntamelo…
—Es un guerrero de enorme fuerza. Sus brazos son como troncos de árbol y mide tanto como nuestra casita. — Alyssa abrió los ojos como platos— Tiene el pelo algo más oscuro que tú, pero no mucho y le llega hasta debajo de los hombros. Su espesa barba no me dejaba verle la cara bien. — dijo su madre riendo— Pero era muy guapo.— en la mirada de su madre apareció la tristeza. La tristeza que la acompañaría toda la vida— Es leal y tiene palabra. —miró a su hija— Eso es lo importante en un hombre, Alyssa. Si un hombre no tiene palabra, no merece la pena. Tiene que cumplirla, cueste lo que cueste.
—Sí, mamá.
—Mi Herald se tuvo que ir dejándome aquí, pero sé que me amó más que nadie en la vida y que si volvió a su tierra fue porque había dado su palabra a otra mujer. Tienes familia allí. Pero sólo fíate de tu padre.
—Sí, mamá.

Su madre sonrió.

— ¿Quieres que te cuente cómo conocí a tu padre?
—Sí, mamá. Cuéntame cuando te rescató.
—Los vikingos saqueaban el pueblo y tu padre era uno de ellos. Yo estaba recolectando moras cuando escuché la lucha y fui corriendo a ayudar a mis padres. Cuando iba a llegar al pueblo, vi horrorizaba como dos vikingos intentaban abusar de mi prima Kylie, sin darme cuenta que me habían rodeado a mí. Uno de ellos me cogió por la cintura, tirándome al suelo y levantándome la falda, cuando la punta de una espada apareció bajo su cuello. —su madre sonrió como una niña — Ahí lo vi por primera vez. Y en ese momento me reclamó para él. Era el jefe de ese grupo y me protegió. No escuches las mentiras de la gente. Él nunca me forzó. Esperó a que me entregara a él, como debe hacer un hombre y me amó. Muchos murieron ese día y el odio a los vikingos creció. Se quedaron en la aldea cuatro meses, los más felices de mi vida. Podría haberme llevado con él, pero si lo hacía tendría que ser su esclava en su pueblo. No podía llevarme como su esposa porque estaba casado, así que decidió dejarme aquí y que me casara con otro hombre, para que fuera libre y feliz. —dijo acariciando su pelo rubio— Pero llegaste tú.
—Sí. —dijo levantando su barbilla.

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⏰ Última actualización: Aug 13, 2023 ⏰

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