Las calles estaban vacías a estas horas de la madrugada. Toda la gente estaba dormida, esperando la llegada de los primeros rayos de sol, mientras los animales nocturnos aprovechaban para robar comida y causar sus estragos en el desagüe.
La dama de la katana caminaba tranquilamente por la acera de la calle principal. Aún le dolían los pies y los muslos, pero ya se había acostumbrado a la sensación. Su máscara soltaba pequeños destellos bajo la luz de la luna, y su nariz percibía los olores más desagradables y nauseabundos que una carretera pudiera desprender. Pero nada de eso importaba ahora: tenía una misión, y aunque ahora aún estaba débil para cumplirla, al menos podría irse preparando mientras llega el momento.
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Ella se había reunido con Burke Clayton la noche anterior. Le dijo que tenía una labor para ella, algo de lo que la Policía no había podido encargarse en todos sus años cuidando la ley.
- Hay un enorme operativo Antinarcotráfico que tiene ocupada a toda la comisaría - le comentó él, con una rosquilla de frambuesa entre las manos - Al parecer un producto extraño conocido como "Fairy Powder" está volviendo locas a las personas, literalmente. Los doctores que han recibido pacientes que consumieron eso dicen que lo síntomas son dignos de una película de Zombis. Hemos estado rastreando el origen del producto, y tal parece que es producido en una zona de los barrios bajos a la que no hemos podido acceder.
El hombre sacó una píldora morada de su bolsillo y la arrojó suavemente en el aire. La chica la atrapó y la examinó con cuidado, oliendo y catando el polvo de su interior con detenimiento, en dosis pequeñas para evitar drogarse. Cerró los ojos para estudiar el sabor y luego tiró el resto del narcótico a la basura.
- Esto no es auténtico – determinó ella con severidad - He perseguido distribuidores de Fairy Powder antes, y ninguna de sus mercancías era similar a esta. Esto está adulterado.
El oficial abrió los ojos en señal de sorpresa y dirigió su mirada a su acompañante.
- ¿Adulterado? ¿Te refieres a que fue manipulado, modificado o algo por el estilo?
- Exactamente – confirmó ella.
- ¿Y quién podría estar detrás de esto?
- Dígame, ¿Ha oído los rumores de los barrios bajos?
- ¿Hablas de...
- Exacto. Seguramente estará enterado de lo que acontece con su producto. Sin embargo, no me dirá nada a menos que vaya sola.
Con un pequeño refunfuño, Burke protestó disimuladamente, antes de dirigir su mirada hacia los huecos ojos de la máscara de u compañera.
- Pensé que ya habíamos hablado de eso. La Policía, un cuerpo de cerca de 100 personas, llevamos años sin poder siquiera acercarnos... ¿Y crees que tú sola podrás hacer algo distinto?
- Así es - confirmó ella, desafiándolo - Porque a diferencia de ustedes, yo no temo a mancharme las manos de sangre.
Bastaron con esas palabras para que el oficial de piel oscura cerrase la boca, mientras la chica, indiferente a su expresión de ofensa, se acomodaba su cinto y desaparecía de la escena, sin dejar un solo rastro más allá que unos dulces pétalos de cerezo.
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Ahora, tal como ella lo deseó, se hallaba sola. Mientras tarareaba una dulce melodía y sus piernas bailaban al compás, la chica escribía en su viejo cuaderno. La pluma se movía con trazos gráciles y suaves, mientras su mente trabajaba al cien por hora y las ideas se presentaban en su mente. Se detuvo en seco y observó lo que había escrito.
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Historias de LA POETISA - Dios nunca estuvo de tu lado
Short StoryLos rumores de una Iglesia sospechosa llaman la atención de la asesina enmascarada, temida por todos los que han oído de ella. Intrigada, la chica se adentra en este recinto enigmático, en el cual nada es lo que parece. Esta historia forma parte d...