La primera vez que sus ojos lo ubicaron en medio de todas las personas que asistían a otro día de escuela, él parecía desorientado, miraba de un lado a otro buscando el salón en el que tocaba su siguiente clase.Theo lo observó apoyado en su casillero.
Ese día se había enterado que un actor famoso se encontraba en la escuela. Y según lo que se le habían mencionado, estaba ahí como estudiante.A Theo le parecía curioso ¿por qué se cambiaría de escuela casi a mitad de año? Y encima en su último año. No le encontraba sentido, aún así le quito importancia.
Dejando de observar al desorientado castaño, dio media vuelta, alejándose de su casillero y del actor.
Después de ese día lo había vuelto a ver en varias oportunidades, mayormente el encuentro ocurría cuando caminaba por los pasillos para dirigirse a su siguiente clase. Era algo extraño, el chico atraía la atención de la gente por su carrera, pero había algo más, algo especial que venia directamente de él, algo que hacia a todos voltear a verlo.
Theo no fue la excepción de aquello, pero como acostumbraba a hacer con personas no relevantes para su vida, no le dio importancia.
La diferencia que él tenía con los demás era que la presencia del actor no le causaba el más mínimo interes. No le importaba que fuera actor, o que contará con una buena cantidad de seguidores, o esa cosa que tenia que hacia que las personas lo voltearan a mirar.
No le daba interés.
Unos días después estaba caminando por los pasillos, no para ir a una clase como la mayoría del tiempo. Esta vez estaba en busca de Dalio, su hermano menor, pues el chico de cabellos rubios no había asistido al primer tiempo de entrenamiento con el equipo de fútbol.
Equipo al cual se habían unido más bien por deseo de Theo. Pues este quería hacer algo representativo para la escuela antes de abandonar por completo esta y ¿Qué era mejor para lograr su objetivo que revivir aquel equipo de fútbol que agonizaba en medio de las telarañas y el polvo?
Ahora era capitán, era el apoyo del equipo, el responsable de que ganaran y que fueran los mejores. Tenía una gran responsabilidad sobre él, lo sabía, él se lo había dictado a si mismo de esa manera.
Por eso mismo, porque era capitán y de él dependía el esfuerzo y profesionalismo de sus jugadores y compañeros, era que ahora estaba en busca de su hermano.
Realmente no podía creer como había sido tan descuidado como para olvidarse de la práctica, pero ya hablaría con él cuando lo encontrara.
En medio de su búsqueda escuchó una conocida voz llamando su nombre. Jamás podría confundir esa voz o no identificarla, estaba bien grabada en su mente.
Por eso volteo sin dudar ningún segundo ante el llamada de Dariana, su mejor amiga, aquella persona que quería tanto como una hermana y que siempre sería una de las personas más importantes en su vida.
—Hasta que te veo.—exclamó Theo, exagerando un poco, como si no la y hubiera visto hace meses.
La castaña tuvo que entrecerrar sus ojos antes de contestar.
—No es mi culpa que alguien no haya podido recogerme en casa.—se defendió Dariana, cruzando sus brazos sobre su pecho.
Theo no pudo refutar nada, no tenía excusa. Así que solo le quedó aceptar.
—Buen punto.—dijo, sonriendo de esa manera que solo conocían aquellos que realmente quería—Pero sabes que tenía entrenamiento.—recordó.
—Sí, sí, el entrenamiento.
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Cree en mi
Romance"¿Por qué deberíamos jugar a saber si soy hetero o no? Ese es mi problema, no el tuyo. Tu tan solo tienes que disfrutar" Sin embargo, las cosas nunca son tan fáciles, mucho menos cuando los sentimientos entran en escena. Este libro contiene lenguaje...