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El castaño se encontraba acostado en el sillón, le dolía el cuerpo y estaba solo en el gran departamento de su novio ¿Y por qué estaba solo? Fácil, el azabache con el que salía estaba en una salida mañanera con un par de amigos, sabía que iban a Starbucks a desayunar por las mañanas y luego volvía, era algo que se había vuelto un hábito últimamente en la vida de aquél y Rodrigo se había acostumbrado, aún que extrañaba al Ivan que había conocido desde un principio aún lo seguía amando a pesar de que esté le tratará de una manera rotundamente diferente

Es decir, hasta sus más cercanos seres queridos le advertían y aconsejaban que se alejara de Ivan, por que al fin y al cabo, él lo maltrataba física y psicológicamente, pero Rodrigo veía esperanza en Ivan, poder encontrar aquel pálido que un día lo trato como un príncipe y su única excusa para estar a su lado era

"Uno hace cualquier cosa por amor"

Minimizando cada insulto o samarreo que el más alto le daba en tan solo una simple y tonta discusión típica de pareja, la cual siempre termina con un fin amargo y un nudo en la garganta para Rodrigo, evitando llorar mordiéndose la lengua y ocultándose lejos de la mirada del contrario

Aún que habían veces en las cuales Ivan podía lucir como el chico que era desde un principio, visitando a Rodrigo con un ramo de rosas o con una propuesta llamativa de ir a comer y luego ver una película juntos, mostrando esa linda sonrisa suya y sus ojitos achinados de hermosas pestañas largas

Rodrigo no podía creer como de esa hermosa cara pálida y llena de lunares podía salir una voz grabé y tan prominente e intimidarlo de un solo grito. Ivan si que daba miedo cuando se enojaba, su voz podía ser intimidante pero sus expresiones eran la peor parte de la secuencia, esos ojos negros que dejaban de tener brillo alguno, su ceño fruncido y sus cejas ajustándose a sus ojos haciendo una mirada atemorizante y profunda

Cómo por ejemplo aquella vez:

Rodrigo había llegado tarde a su casa luego de una juntada con sus amigos a comer asado, algo normal un sábado por la noche, siendo aproximadamente las cinco de la mañana al llegar a su depto, con una sonrisa de oreja a oreja y una sensación eufórica en su cuerpo abriendo la puerta, pero algo le parecía raro al abrir la puerta, su gato Barry, siempre lo esperaba en la puerta maullando sin parar cuando llegaba luego de estar mucho tiempo afuera. Quizás estaba durmiendo, no le dio importancia

Al entrar al departamento camino hasta la sala, las luces ya las había dejado prendida pero solo las cálidas, dando un ambiente tranquilo y sombreado, él camino por el departamento hasta llegar a su habitación en la cual entro con tranquilidad y se sacó las prendas pesadas y estilosas para ponerse la ropa más cómoda de la casa

𝐌𝐨𝐫𝐞𝐭𝐨𝐧𝐞𝐬 -𝙍𝙤𝙙𝙧𝙞𝙫𝙖𝙣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora