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Debajo del calido edredon, intenta no lamentarse del día que le esperaba. Siempre lo mismo, se viste, se coloca su griñón y sale de su habitación. Pero algo cambió en Sor Ines, esta vez está decidida a confesar su supuesto pecado, que del todo no comprende.
Las caras de recelo a lo largo del pasillo de la iglesia, acobardan lentamente su deber. Todas las hermanas lo niegan, pero bien saben lo que sucede con la madre superiora. La única que no sabe es la mismísima metida en el asunto.
     Una lúgubre brisa le acomoda la espalda, lleva un té negro y un pan en una bandejita de cartón. Toca la puerta con el pie y la abadesa asoma la nariz por la endija apenas abierta, como queriendo oler lo que se le trajo.
     Mirando a Ines de pies a cabeza y vice-versa, la deja pasar.
--Madre superiora, quería hablarle de algo,  me tiene dando vuelta en la cabeza, y que el Señor me perdone.--Sor Ines no se contiene y quiebra en llanto, lanzando la única razón por la cuál todavía estaba parada. El té se derramó por la alfombra más importante, tan vieja como la propia crucifixión. El pan más especial, quedó debajo del escritorio.
      La abadesa se acerca y clava sus ojos en Ines, siente que es otra de las misiones que Dios planeó para ella.--No te vi arrodillada en toda la mañana, Sor Ines, querida mía, sé que el Señor va a hacer su deber por si mismo, pero hacete valer y rezá vos también.--
Sor Ines toma coraje y se levanta, limpia sus ojos y con su palma recorre gentilmente el rostro de la madre superiora, el cuál se va amargando a la par del movimiento de la mano, bajando cada vez más. En un rincón del cuarto, yace un polvoroso cuadro de la Virgen María, apuntando su mirada hacia la nuca de Ines.

--Son tus manos, portadoras del pecado supremo, ¿Acaso yo habré ocasionado esta atrocidad? Pues que me perdone el Señor pero te aborrezco completamente.--La abadesa abofetea la cara de la pobre ilusionada. Ines, con el amor por el piso, se retira lentamente.

      La iglesia está en su pulcro descanso, solo queda ella, rezando por no despertar nunca más debajo de ese edredón, sin poder hacer nada al respecto, esperando la incertidumbre de la noche, irónicamente con certeza de lo que le espera.

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⏰ Última actualización: Sep 01, 2023 ⏰

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