When i lost you

the time fly

𝐋í𝐚 𝐒𝐚𝐫𝐚𝐡 𝐇𝐚𝐰𝐤𝐞

Ya estaba afuera del hospital, y los chicos vinieron de visita a casa.

—Necesito mi lover era, veo a Jacob con Lisa, Mason con Yaisel y Miguel con Lía, y me deprimo—todo reimos por el comentario de Madeleine. Estában por jugar al twister, aunque yo no podía, pero les iba a decir en donde iba cada parte de su cuerpo.

Miraba como mis amigos se divertian y reian, y pensaba en que hubira pasado si yo de verdad moria. Lagrimas rebeldes salian de mis ojos mientras me reia en silencio.

En un momento, Miguel se acercó y me abrazó, pasando sus brazos por mi cintura mientras me besaba la cabeza.

La calidez que sentia cada vez que Miguel estaba conmigo era inexplicable. Me sentía protegida y amada en sus brazos, como si todo el mundo desapareciera y solo estuviéramos él y yo. En ese instante, todas mis dudas, miedos y pensamientos oscuros se disiparon. Miguel tenía el poder de hacerme olvidar mi propio dolor y me recordaba lo afortunada que era de tenerlo a mi lado.

Pero a pesar de la felicidad que sentía en ese momento, no podía evitar preguntarme qué hubiera pasado si las cosas hubieran sido diferentes. Me invadía un sentimiento de injusticia al imaginar cómo mis amigos y familiares habrían lidiado con mi pérdida.

Observé a los chicos, y me imaginé la tristeza en sus ojos al saber que no volverían a verme, que no estaría allí para celebrar sus logros y consolarlos en sus momentos más oscuros. Sentí el peso de la ausencia en sus vidas y me estremecí ante la idea de dejarles un vacío tan grande.

Luego, mi mirada se posó en Mason y Lisa, dos amigos leales que siempre estaban dispuestos a escucharme y apoyarme. Su risa contagiosa había sido mi salvavidas en los momentos más difíciles. Me pregunté cómo podrían seguir adelante sin mí, cómo llenarían ese vacío que dejaría mi ausencia en su círculo de amistades.

Suspiré profundamente, tratando de sacudirme los pensamientos oscuros que amenazaban con nublar mi felicidad en ese momento. Aunque no podía escapar de la realidad, me di cuenta de que lo más importante era aprovechar cada segundo que tenía con los que amaba.

Así que mientras Miguel seguía abrazándome, solo pude admirar sus manos con callos por la guitarra, junto a las pulseras que compartimos. Sentí gratitud por tenerlo a él y a todos mis amigos y familiares en mi vida, y prometí valorar cada momento que compartíamos juntos.

El juego de el twister continuó con risas y bromas. Aunque no podía participar físicamente, me uní animando y guiando a los demás, asegurándome de que cada movimiento fuera acertado. Ver las sonrisas en sus rostros y escuchar sus risas me recordó que, aunque mi presencia física se viera limitada, siempre estaría presente en su mundo y en sus corazones.

A medida que la tarde avanzaba, sentí que el peso de mis pensamientos oscuros se reducía. Estar rodeada de amor y apoyo me recordaba que, aunque mi vida pudiera haber tomado un rumbo diferente, siempre había razones para sonreír y encontrar la felicidad.

Finalmente, llegó el momento de despedirnos. Los chicos se fueron con una promesa de volver pronto y Miguel me acompañó hasta mi pieza. Nos sentamos en la cama, mirándonos en silencio. Sin palabras, supe que él también había sentido la intensidad del momento y compartía los pensamientos que habían invadido mi mente.

Nos abrazamos con fuerza, encontrando consuelo y fortaleza el uno en el otro. Prometimos seguir luchando juntos, superando cualquier obstáculo que la vida pusiera en nuestro camino.

—Lía...no se que hubiese hecho si vos te ibas de mi vida—sus palabras retonaban en mi cabeza mientras sentia que volvian mis ganas de llorar.
—Te amo Miguel, de verdad lo hago. Cada día me arrepiento de lo que hice y siempre tengo que pedir perdón por el dolor que te causé.
—No tenes que pedir perdon, ahora estoy acá con vos, y prometo hacerte feliz y amarte todos los días de mi vida.

Nuestros corazones latían al unísono, sintiendo la conexión profunda que existía entre nosotros. Ya no importaba lo que hubiera pasado en el pasado o cómo habría sido si las cosas fueran diferentes. Lo único que importaba era el presente y el amor que compartíamos.

Cerré los ojos, sintiendo la dulzura de ese momento y agradecida por cada experiencia que la vida me había regalado.

Volvia a ver a los chicos mientras se divertían, podia ver como qué grupo se volvía a formar, después de tanta tragedia que yo les había provocado.

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la verdad no se como terminar este capítulo, así q lo voy a dejar hasta aca.
LOS AMOOO
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