𝗣𝗮𝗽á, 𝗽𝗮𝗽á 𝘆 𝘆𝗼 | 𝑱𝑺 [✓]

Capítulo 9

Cansados. Estaban cansados. Estaba cansado, Chan y Mingyu estaban agotados y podía decir que Joshua estaba cansado. Sin embargo, había valido la pena.

Junhui se arrastró por el camino, empujando el cochecito con un dormido Mingyu y los víveres que necesitaban. Joshua llevaba a Chan, igualmente dormido, en su arnés.

Joshua se adelantó y abrió la puerta principal antes de ayudarme a subir los escalones de la entrada con el cochecito.

—Gracias. —Sonrió otra vez, le hice un guiño mientras entrabamos—. Cama, ¿te parece?

—Oh, Dios, sí.

Mingyu comenzó a lloriquear y Joshua asintió con fuerza. —Sí.

—Está bien, yo me encargo, ve a cambiar a Channnie.

—¿Estás seguro? Estaba un poco malhumorado esta noche.

—Sí. Me las arreglaré. —Levantó a Mingyu, dirigiéndose a la planta superior.

Podía oír a Joshua tras él, hablando con su hijo. —Vamos, cariño. Vamos a conseguirte un pañal limpio y podrás tener un biberón. Fue un buen día, ¿no?

Lo había sido. Habían caminado y jugado. Mingyu había hecho un par de amiguitos en el castillo inflable. Junhui había encontrado algunos productos estupendos y un trozo de lomo de cerdo buenísimo.

Fue sorprendentemente fácil conseguir que Mingyu se metiera a la cama y apenas había abierto su libro de cuentos, cuando los ojitos de Mingyu se cerraron y cayó rendido.

Junhui se quedó allí, sentado, por un minuto se permitió respirar con calma, relajándose un segundo.

—¿Todo bien por aquí? —Abrió los ojos para encontrarse con la mirada de Joshua.

—Lo siento. Me quedé adormilado. —Se levantó y se estiró

—¿Está dormido?

—Sí, ambos tuvieron un largo día. —Joshua se apoyó en la puerta, lucía como si estuviera a punto de dormirse, tanto como él lo estaba.

—Nosotros también. ¿Quieres una siesta antes de la cena?

—No estoy seguro de que realmente pudiera despertarme para la cena si me tomo una. Te puedo echar una mano.

Extendió la mano, tomando la de Joshua. —Vamos. Si duermes y se pasa la hora de la cena, tomaremos un gran desayuno. —Él también necesitaba una siesta.

—¿A dónde vamos?

—¿Cama? —Estaba tan cansado que no podía pensar— . La comida puede esperar un par de horas y la puerta principal está cerrada con llave, Joshua.

—Oh. Es sólo que estoy en la dirección opuesta...

Frunció el ceño, sacudiendo la cabeza. —Dios, lo siento. Eso fue presuntuoso.

Los ojos de Joshua se ampliaron. —¿Quieres que duerma en tu cama? Es sólo que ayer por la noche no lo hicimos... no lo hiciste. Yo... —Cierra la boca, Joshua y ve a la cama con el hombre.

—Simplemente... mira. Tengo sueño. Tú tienes sueño. La cama es grande y no he podido tocarte en todo el día.

Joshua le sonrió. —Estoy de acuerdo con eso. Quiero decir, con lo del sueño.

Joshua giró sus ojos y tiró de Junhui los últimos pasos hacia su habitación.

Se rio mientras se quitaba sus zapatos y se desabrochaba el cinturón. — ¿Tienes algún problema si me desnudo?

—Siempre y cuando pueda verte.

—Mira cuanto desees. —No era modesto. Se desvistió quedándose sólo en sus bóxers.