Capítulo 15

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Volver a vernos

Atenea Morelli

Termino de ponerme mis joyas, he decidido vestirme con un vestido color esmeralda, se ciñe a mi cuerpo a la perfección revelando mis tonificadas curvas, un labial rojo adorna mis labios, he hecho una cola alta, hoy deseo recoger todo mi cabello, me gusta como veo frente al espejo.

Toda la mañana me la he pasado moviendo mis influencias para poder encontrar a la hermana de Domenico, hasta ahora se mantienen buscando los burdeles a los que Artemisa tiene contacto, pero ha resultado difícil la búsqueda.

Mi celular suena interrumpiendo lo que estoy haciendo frente a mi tocador, tomo mi celular y respondo la llamada.

Hola Atenea, prometí volver a darte razón de mí.― escuchar la voz de Alonso hace que los vellos de mi piel se ericen con el solo recuerdo de lo que sucedió aquella noche.

¿Qué desea señor Alonso?― trato de sonar desinteresada.

Volver a verla, compartir un momento agradable con usted.― imagino verlo, con su camisa blanca a media manga, apreciar los tatuajes de sus brazos y cuello.

En estos momentos me encuentro ocupada.― aplico perfume sobre mí.― Lamento rechazar su invitación.

Esta noche, en mi departamento.― me sorprende ver lo decidido que es.― No acepto un no por respuesta.

Tengo pareja, señor Alonso, no está bien que nos veamos.― miento, quiero evitar volver a verlo, no puedo permitirme nada con él.

Cuando tenía mis dedos dentro de ti, no pensabas en eso.― los escucho respirar con fuerza desde la otra línea.― Deseo que esta vez no solo mis dedos naveguen en tu interior.

Aprieto mis piernas por la sensación que siento al escucharlo, me miro a través del espejo, el recuerdo invade mis pensamientos.

Envíe la dirección a este número, estaré a las ocho.― cierro la llamada sin darle tiempo a responderme.

Salgo de mi habitación, Luciano ya me espera en la entrada de la cocina, paso por su lado, muero por tomarme una taza de café, anoche, tomé de más y el alcohol terminó haciendo su efecto.

― Ese verde Esmeralda te sienta bien.― observa mi vestido, como también todos los accesorios que llevo puesto.

― Gracias por el halago.― sirvo una taza de café bien cargado.― ¿Qué no ibas a llevar a la niña a donde la familia materna?

― Iba, pero a última hora Apolonia decidió quedarse unos días más conmigo antes de irse por el resto de las vacaciones con su abuela.― asiento sentándome en frente de él con mi taza de café.

Sed de poderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora