PRÓLOGO

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Moscú, Rusia 1996.

El invierno azotaba a la ciudad de una manera cruel y eso que apenas comenzaba.

— Esta noche parece ser más fría que las anteriores — aquel hombre intentaba cubrirse con su saco viejo para guardar un poco más de calor.

— Tal vez hoy encontremos algo para cambiarlo por dinero — su amigo dice frotando sus manos.

Ambos caminaban por la calle, eran pasadas de la media noche así que no había nadie  mas que ellos.

— ¡Ahí hay un contenedor! — uno de los hombres señala con el dedo en dirección hacia el callejón qué estaba al final de la calle.

Ellos se dedicaban a buscar baratijas entre la basura para después venderlas.

Al acercarse percibieron un ligero llanto, casi inaudible.

— ¿Qué es eso? — le pregunta uno al otro.

— Puede ser un gato —  conforme se acercaban el llanto era más fuerte.

— Eso no es un gato — ambos cada vez disminuían sus pasos.

Al llegar al contenedor ambos se llevaron un gran sorpresa.

Aquel llanto no venía de un animal como se imaginaban, era un bebé.

— ¡Es un bebé! — grita uno debido a la sorpresa.

— ¡Cállate! Alguien nos puede oír — el hombre se apresura a sacar al bebé del contenedor de basura.

— ¿Qué haces? — pregunta el otro.

— No la podemos dejar aquí — con la pequeña manta que la bebe tenía la cubre y después la mete entre sus brazos para darle calor — se morirá.

— ¿Y que haremos con un bebé? — dice lleno de pánico.

— Una bebé, es niña — aclara el hombre que tiene a la bebé — iremos a la policía, ellos sabrán que hacer con ella.

— ¡A la policía no! Nos podríamos meter en problemas — el hombre medita por unos instantes el argumento de su amigo.

— Tienes razón, ¿Entonces que hacemos? Si la dejamos morirá — el llanto de la bebe por fin había disminuido.

— ¡Ya sé! ¿Por qué no la llevamos a la casa hogar qué está cerca de aquí? — el otro asiente.

— Es mejor idea, pero hay que darnos prisa antes de que la temperatura baje más — ambos salen del callejón rumbo a la casa hogar.

Aquellos hombres caminaron durante unos minutos con la bebe en brazos esperando no ser vistos por alguien.

Una vez que llegaron a la puerta de la casa hogar colocaron a la bebé en una caja de cartón qué se habían encontrado en el camino.

— Toca la puerta — le ordena uno al otro.

— ¿Y después que hacemos? — le pregunta antes de subir por los escalones.

— Nos esconderemos y esperaremos a que salgan por ella — el otro asiente y se dirige a tocar la puerta.

Golpea la enorme puerta de manera violenta, esto para asegurar que alguien escuche y salgan.

Después de varios intentos por fin se escucho un ruido proveniente de adentro.

— ¡Corre! Ya viene alguien — dice apresurado.

Ambos se ocultaron para poder ver de cerca lo que  pasaría con la bebé.

La enorme puerta se abrió, de adentro salió una mujer de edad avanzada buscando en todas direcciones quien se atrevía a tocar a esa hora, pero no encontró a nadie, la mujer estaba apuntó de cerrar la puerta pero el llanto de la bebe la detuvo.

DESPUÉS DEL AVERNO LIBRO #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora