Entonces... (Murder Drones) [Incompleto]

Única parte.

Infierno. No es como lo describen los libros de la Biblioteca. No... Para nada.
El infierno no tiene demonios guapos y chicas lindas.

—¡Reprobaste! ¡¿Qué demonios haré contigo?! –Tiró su taza al suelo.

—¡L-Lo siento mucho madre!

El infierno no es caluroso y no tiene fuego en su interior. El infierno es frío, oscuro, aterrador... Solitario. Como la tormenta de afuera.

Mantuve mi mirada en el suelo.

—Y seguro es por ese juguete tuyo –Sentía su mirada en mi.

El infierno es realmente aterrador.

—¡Jeyden no tiene culpa de nada!

—¿Cómo la llamaste...?

Me quedé quieta, mis manos sudaban, no debo mostrar miedo. En el infierno, ellos huelen el miedo.

—Madre... –Recibió una cachetada.

—Su cercanía te distrae. Ahora tienes prohibido llevarla a tus clases.

Aveces es tranquilo, aveces te hace creer que te salvaste de un cruel castigo.

—Solo espera que regrese tu padre... Él decidirá cual será el castigo de J.

Pero otras solo te engañan...

—¡No! ¡Madre! –Lloraba– ¡Por favor! Ella no hizo nada...

—He sido muy complaciente contigo.

Escucho los tacones de aquella mujer, seguidos por los pasos de Tessa... Se acerca a la puerta para salir de la habitación y de ahí la cierra lo más fuerte posible.

—¡Madre! –Seguía llorando.

El demonio se fue. En este infierno no puedes llorar, no puedes respirar... Aún así...

—¡Jey! –Ella corrió hasta donde estaba, me abrazó– Lo siento... Lo siento tanto...

En el infierno solo hay un demonio amable.

Ella secaba mis lágrimas, pero no podía pararlas. No es lo suficientemente poderosa para detenerlas...

—Jey...

El infierno da miedo.

♡

—Cinco latigazos.

—¡No! Padre... No puedes hacer eso –Tomó el brazo de su padre.

El infierno es muy cruel... No me gusta.

—¿Te atreves a ir en mi contra? Diez latigazos para esta criada.

El infierno es injusto.

Sentí un escalofrío recorrer mi espalda, no me quejé, no solté ni un pequeño ruido. No me moví.

Aún así, él se me acercó, sé que ese demonio me está mirando.

—Y encierrenla en la habitación oscura, una semana. ¡Andando! –Gritó.

Levanté mi cabeza para verlo con lágrimas, miedo, desesperación.

—¡Por favor no! –Grité, alguien tomó mi brazo– ¡No me lleven allí!

Comencé a llorar, miré a Tessa, ella iba detrás de su padre, tratando de convencerlo...