Cuando me atreví

93 11 1
                                        

le faltan algunas cositas, pero lo arreglaré


I

Al mirarlo, sentía un constante palpitar en mi pecho, como el ritmo de un tambor incesante. En ocasiones, resultaba aterrador la peculiar manera en que mi cuerpo reaccionaba, era ciertamente desconcertante. Sin embargo, comprendí que no era algo malo, sino simplemente eran nervios.

Nervios, de esos como cuando tu primer crush se acerca y tienes la oportunidad de conversar con él.

— Hola, Jungkookie — decía con una sonrisa, dirigiéndose a su lugar de siempre.

Me saludaba siempre al llegar, casi todos los días, por la tarde, hacía acto de presencia. Y yo, cuando sentía que era momento de que Jimin apareciera, me acercaba disimuladamente a la puerta para esperarlo.

— Hola, hyung, ¿qué tal tu día? — lo seguía, caminando mientras lo acompañaba a su mesa.

Él solo rodó los ojos con una sonrisa.

— Estresante — comentó, moviendo la silla antes de sentarse y ordenar sus cosas, como ya era su rutina —. Creo que a mi jefe le falta algún tornillo en la cabeza — encendió su computadora y se sumergió en la revisión de alguna carpeta —. Jodido chismoso — murmuró.

— ¿Te hizo algo? — Pregunté preocupado —. ¿Trabajar de más, quizá?

— No exactamente. Se enojó porque le dije que no quería tomar vacaciones.

— ¿Qué?

No puedo negar que me tomó por sorpresa.

— Debes ser la única persona en el mundo que no tomaría vacaciones cuando puede.

— Me gusta mucho mi trabajo — explicó de inmediato —. Y bien, pueeede que, sin ser necesario, me haya quedado horas extras y trabajado de más, peeeero... no lo sé, I just like that shit, you know. Pero el jefe quería que tomara unas vacaciones y cuando le dije que no, se enojó conmigo. Es un idiota.

No tenía comentarios. Simplemente no sabía qué decir.

— Oh, hablando del Rey de Roma.

El timbre, resonando después de que la puerta se abriera, anunció la entrada de un hombre alto y algo moreno, que dirigió su mirada casi de inmediato hacia Jimin.

— Después de todo lo que te he dicho, ¿vas a seguir trabajando, idiota? — Su voz dejaba en claro su notable molestia.

Las zancadas que dio para llegar rápidamente a la mesa de Jimin activaron mi alerta. Ese hombre parecía realmente amenazante.

— Disculpe — interrumpí, queriendo llamar su atención —, pero no debería tratarlo así-

— ¿Y qué si lo hago, eh, tarado? — Comenzó Jimin, alzando una ceja —. ¿Me vas a despedir? Já. No lo creo, eres demasiado silly para eso.

— Jimin, maldita sea — sin más, movió la silla para sentarse frente a él —. Tenme, al menos, un poco de respeto, soy tu maldito jefe.

— Y yo tu maldito primo, no me interesa — el puchero que hizo Jimin no debería haberme parecido tan encantador, pero así fue.

— Jimin, estoy preocupado, no quiero que-

— Exageras, Namjoon. Como siempre.

— Jimin-

— Jungkook, dile que está exagerando.

Yo, que observaba cómo Jimin hacía gestos divertidos y respondía con entusiasmo a Namjoon, me quedé boquiabierto, sin saber qué decir.

𝐹𝓇𝒶𝓅𝓅𝓊𝒸𝒸𝒾𝓃𝑜 [ᵏᵒᵒᵏᵐⁱⁿ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora