PARTE ÚNICA

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Querido Damián:

Para el momento que leas esta carta yo ya estaré en el aeropuerto.

Sé que te dije que estaría haciendo una entrega, pero no es cierto. Esta vez dejaré que me atrapen. Porque es momento y estoy cansado.

Eso es lo que te puedo decir. Cansado de este trabajo vulgar, cansado del peligro, cansado de la culpa, y cansado de tus actitudes. Quiero decirte que ya no puedo seguir con esto; todo este tiempo lo estuve soportando porque se supone que somos amigos, casi hermanos, y me cuidas como yo te cuido a ti, pero... sabes que siempre he dicho que estamos haciendo mal.

Casi puedo escuchar lo que vas a decir. "Lucas, ¿es que no lo ves? ¡con esto sacamos una lana!", "¿Me vas a decir que te arrepientes luego de años en el negocio? ¡Si con esto te saqué de la casa de tus papás para que no te estuvieran mandando!", "¿Cómo puedes hacerme esto? Después de todo lo que he hecho por ti, ¿asi me pagas? ¿Crees que merezco esto de tu parte?" "Ni creas que dejaré que te vayas! ¡Estamos juntos en esto! Además, ¡sin mí no sobrevivirias en las calles ni una noche!" Lo has dicho tantas veces a lo largo de toda nuestra historia de discusiones que hasta creo que me lo aprendí de memoria.

Sé muchas cosas, Damián; mucho de la vida en el bajo mundo, mucho de la gente de la que aceptas trabajos, mucho de lo mal que me hace esto... mucho de algo que siempre supe y decidí ignorar: no eres bueno para mí... tantos años haciéndote caso y, al mismo tiempo, tantos años arrepintiéndome.

Arrepintiéndome de dejar atrás a mi familia por creer que tu serías su reemplazo.

Arrepintiéndome de haberte escuchado cuando me dijiste que podíamos escaparnos, irnos lejos de casa; que porque tus papás te tenían harto con quejas de con quién te juntabas en la calle, y porque los míos querían que te dejara de hablar, por miedo a que me arrastraras a lo más bajo de la sociedad... Tanto tiempo y hasta ahora me doy cuenta que resultaste ser todo lo que ellos decían, y que, a fin de cuentas, también tenían razón cuando me dijeron que me volvería como tú.

Pero yo no seguiré asi. Y es por eso que hago esto.

Te dije antes y ahora lo repito: que esta vez no escaparé.

Voy a dejar la droga expuesta, no tanto como para que se enteren de que es algo que llevó planeando semanas; voy a dejarla al fondo de la primera bolsa de mi maleta. Los perros aullarán a mis espaldas y los guardias irán tras de mi; pero no voy a correr. Ya no más.

Tan breve como pasarte un cigarrillo encendido y lleno de... no tengo idea qué basura.

Me llevarán preso y lo sabes. No tengo intenciones de contarles de ti, si es lo que te preocupa.

Te guardaré como el secreto de una travesura... igual a cómo tú lo hiciste alguna vez por mi ese día en la prepa, cuando Daniel quería pegarme por haberle tirado agua encima, ¿te acuerdas?

Estaba tan asustado cuando te encontré atrás del salón, fumando. Pensé que le dirías y sería mi fin... pero no lo hiciste, me dijiste que no le avisarías y probablemente te harías el loco si te preguntaba, porque: "eso es lo que hace un amigo, ¿no?" Tú...¿te acuerdas de lo que me dijiste?

Ese fue el inicio de nuestra amistad. Una que pensé que me llenaría de buenos recuerdos; y así fue, aunque sea por un tiempo. Tantas tardes y madrugadas en el parque, hablando de todo y nada a la vez. De eso ya varios años, muchos antes de que si quiera me dijeras tu secreto.

Una vez me contaste de tu negocio no hubo marcha atrás. Quise verte con ojos diferentes, quise alejarme en cuanto pude, pero me hallaba siempre volviendo a mis costumbres de hablarte. Solía pensar que no era nada sin tu amistad, que si te dejaba de lado jamás la vida seria igual de divertida.

Pasamos muchas cosas juntos y por eso sentía que te lo debía todo.

Hoy sé que no es cierto, incluso si lo pienso bien, nunca te preocupaste por mí, sólo me utilizaste para cumplir con "los pedidos" que otros te pagaran bien por hacer.

Y por eso también entiendo que realmente no te debo nada por los últimos años luego de que me abdujeras a tu mundo, mundo que después dejaría de ser "tuyo" para volverse "nuestro".

Lo que voy a hacer es mi forma de redimirme, pagar penitencia por atreverme a hacer sufrir a nuestros seres queridos de esta forma.

Por ese tiempo de agonía y sufrimiento a mis padres, a mis hermanos y a nuestros otros amigos. Por no dignarme ni a contestar sus llamadas o mensajes, por huir de ellos con tal de escucharte y apoyarte.

Al fin entiendo mi error y creo que por fin voy a hacer algo para remediarlo.

Por favor, si lo pensaste; no me busques. Aún si me dejaran libre no quiero volver a "nuestras actividades"

No nos busques ni a mi ni a nadie que hayamos conocido antes de esto. Suficiente tuvieron con nuestros destrozos y el vacío que dejó nuestra desaparición lejos de sus vidas. Y si no les dolió, entonces ahora no es necesario que revivas ese pasado.

Siento que tengo mucho más que decirte, pero ya es momento de despedirme para siempre.

Adiós y hasta nunca, Damián...

Atte. Lucas, tu "gran amigo"

Adiós, Damián.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora