Capítulo 1

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Solté un suspiro mientras observaba con atención al pizarrón, donde estaban escritas aquellas fórmulas matemáticas, copiaba a un ritmo lento, tomándome mi tiempo para ser prolija y luego poder entender mis apuntes.

Miré de reojo a la persona sentada a mi lado, Nishinoya era mi compañero de asiento desde hace poco, el profesor lo había cambiado de lugar al ser tan ruidoso junto a su amigo calvo, Tanaka. Fruncía su ceño de manera concentrada mientras mordía ligeramente el lápiz para luego escribir y tachar cosas en su cuaderno.

—Joven, Nishinoya. —La voz de nuestro profesor me desconcentró de aquel escaneo que le hacía a mi problemático compañero. —Si usted reprueba el siguiente examen, reprobará en mi materia.

—Pero, profesor. —Murmura él arrugando su frente con angustia. —Si repruebo no podré participar del club de vóleibol.

Observe con disimulo como su espalda se tensaba al decir aquellas dolorosas palabras. Tenia el conocimiento que aquel deporte le apasionaba, era una persona muy reconocida al ser uno de los mejores líberos que hay por aquí.

—Si le resulta difícil mi materia puede buscar un tutor que le enseñe. —Poco a poco, los ojos del mayor fueron hacia mí, por lo que giré mi rostro y comencé a observar por la ventana de forma disimulada. —Señorita, Natsuki.

La pesada mirada del profesor en mí me provocó un escalofrío, por lo que dirigí mi vista a él.

—¿Si, profesor? —Murmuré suavemente con algo de nervios.

—¿Podría usted ser la tutora del joven Nishinoya? —Aquella pregunta trampa me puso nerviosa, sabía que más que una pregunta, era una orden indirecta.

—Claro, no hay problema. —Respondí en un tono de voz bajo.

Recibí un asentimiento de cabeza por su parte y luego se alejó, dejándome suspirar aliviada.

—Natsuki-San. —Giré mi cabeza al escuchar aquel tono de voz tímido del chico a mi lado. —Aunque necesito ayuda en matemáticas, no quiero causarte alguna molestia.

Sonreí de forma tímida mientras jugueteaba nerviosamente con los dedos de mis manos.

—No hay problema alguno, Nishinoya-San. —Respondí en un tono más confiado, provocándole una sonrisa. —¿Cuándo quieres que nos reunamos para poder estudiar?

Colocó su mano en el mentón y su rostro tomó un aire pensativo.

—Tengo que ir al club todos los días después de clases, podemos reunirnos luego.

Asentí de acuerdo con la idea y saqué mi celular para escribirle un mensaje a mi abuela, avisando que llegaría más tarde a casa. Para mi mala o buena suerte, las clases de matemática eran las últimas del día, por lo que al sonar la campana todos se levantaron para irse a sus casas o a sus respectivos clubes.

Guardé mis cosas con cuidado para no arrugar nada y sonreí al ver a Nishinoya esperándome en la puerta.

—¿Vamos, Natsuki-San?

Asentí mientras tomaba mi bolso y caminaba hacia él.

—Seguro los chicos no tienen problema con que te quedes con nosotros y Kiyoko-San puede estar contigo si te aburres.

Escuché con atención a sus palabras, a decir verdad, tengo una personalidad muy tímida y conocer gente nueva me da pánico. Ambos nos detuvimos frente a la entrada del gimnasio, al abrir todos nos observaron con atención.

—Daichi-San—Exclamó el chico a mi lado, provocando que uno de ellos se acercara a nosotros con mirada curiosa.

—Ella es mi nueva tutora de matemáticas, Natsuki-San. —Comenzó a explicarle un poco la situación en la que se encontraba y recibiendo permiso del capitán para poder quedarme en las practicas.

—Puedes sentarte junto a Kiyoko-San, que está por allá. —Señaló a nuestra derecha, donde una chica de tercer año y muy hermosa se encontraba acomodando unos balones.

—Gracias, Senpai. —Respondí haciendo una leve inclinación y caminando hacia aquella chica, quien al verme detuvo sus movimientos. —Kiyoko-San, soy Natsuki Yuki. Soy la nueva tutora de Nishinoya-San, me mandaron contigo mientras espero que el entrenamiento termine.

—Un gusto, Natsuki-San soy la mánager del equipo, si necesitas algo no dudes en decirme.

Asentí con una sonrisa mientras me sentaba en el suelo, apartada de la cancha para no recibir ningún pelotazo, y comencé a sacar mis apuntes y libros de matemáticas para organizar lo que le enseñaría a Nishinoya.

—Veamos. —Murmuro pensativa observando las hojas. —El próximo examen es de función cuadrática así que debería buscar esos apuntes primero...

Cada tanto observaba a los del equipo entrenar, nunca me llamó mucho la atención este deporte por lo cual no entendía bien lo que hacían, pero Kiyoko estaba ahí para explicarme y contarme su trabajo como mánager.

Los chicos tomaron un pequeño descanso por lo que Nishinoya se acercó a mi para ver lo que hacía.

—El próximo examen es sobre funciones cuadráticas, ¿Entiendes cómo resolverlas?

Observé como miraba con atención mis apuntes, intentando recordar algo, pero luego negó con algo de decepción.

—Es facil, solo es cuestión de práctica, no te preocupes Nishinoya-San. —Murmuré apenada al ver su actitud apagada y coloqué mi mano en su hombro en forma de apoyo. —Sé que lograrás aprobar el examen, yo me encargaré de eso.

—P-puedes decirme Noya, Nishinoya-San suena muy formal. —Sentí un hormigueo en mi pecho al escuchar su voz tímida junto al pequeño sonrojo que tomaban sus mejillas.

—¿Por qué tan callados? —Tanaka trotó hasta nosotros, rompiendo aquella burbuja en la que nos encontrábamos. —Daichi dice que dejes de coquetear y vuelvas al entrenamiento.

Al oírlo, se levantó de un salgo y salió corriendo hacia la cancha, provocando que soltaba una pequeña risa ante la cómica escena.

Luego de una hora más, el entrenamiento había terminado así que comencé a guardar mis cosas, dejando de lado lo que necesitaría para estudiar con el chico.

—Natsuki-san. —Escucho la voz de Kiyoko mientras me levanto del suelo, estirando mi espalda adormecida. —Un gusto conocerte, nos vemos mañana.

Hice una pequeña reverencia mientras me despedía y luego salí del gimnasio siguiendo al chico, ambos nos dirigimos a su casa, a la cual llegamos en pocos minutos.

—¡Abuelo, ya llegué! —El grito de Noya me dejó algo sorda mientras pasaba por su lado para entrar a la pequeña casa.

—Bienvenido... —Una voz rasposa sonó desde el fondo del lugar para que luego una cabeza de un señor mayor se asomara. —Oh, traes visitas. ¿Quién es esta jovencita?

—Ella es mi nueva tutora, me ayudará con matemáticas. —Responde Nishinoya mientras se saca sus zapatillas, provocando que imite su acción y las deje en la pequeña alfombra que hay debajo nuestro.

—Soy Yuki, Natsuki Yuki. —Respondí mientras hacia una reverencia con respeto.

—Lo entiendo, el gusto es mío señorita, soy el abuelo de Yuu. Pueden estudiar en la sala, haré unos aperitivos por si tienen hambre.

Ambos asentimos y comenzamos a estudiar mientras comíamos unas galletas que había cocinado el mayor, entre los pequeños descansos Noya me contaba más sobre él y su vida en el vóley.

Al caer la noche, el chico me acompañó a casa formando una charla cómoda donde podíamos conocernos más.

—Hasta mañana, Noya-San. —Murmuré al estar frente a mi casa y con un movimiento de mano ambos nos despedimos.

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⏰ Última actualización: Mar 29 ⏰

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Esperanza I Yuu NishinoyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora