Estoy segura de que nadie se atreverá a olvidar que es lo que estaban haciendo el día en que la tierra se detuvo. Cuando el cielo se llenó de un destello amarillo iluminando todo a su paso.
Parecía ser casi bíblico el momento en el que todo sucedió, tal como si estuviéramos en el libro del apocalipsis, esperaba que los ángeles bajarán de los cielos. Recuerdo haber estado en el patio de recreo, jugando UNO con mis amigos, parecía ser un día como cualquier otro.
Siendo sincera no lo veía venir, aunque todos parecían angustiados por alguna noticia. ¿Qué hice yo? Bueno, como todas mis mañanas, cambiar las noticias de mi padre y comer yogurt con cereal viendo dibujos animados antes de ir a la escuela. Tampoco ayudaba que las únicas noticias que me llegaban eran sobre nuevos tráileres de películas, estrenos y curiosidades sobre mis series favoritas. Para colmo, en mi escuela no dejaban qué usáramos las pantallas ni en la hora de recreo, no podíamos hacer nada, bueno, nada, excepto que, como buenos adolescentes, qué éramos, revisar redes sociales (siempre se encuentran vacíos legales, en nuestro caso, puntos ciegos en el patio).No entendía por que todos tenían la cara pegada a sus hopads, y no lo digo por qué no lo entienda, siempre que entro a Internet no logro desconectarme. Pero créanme cuando les digo: no era normal. Mientras jugábamos, los minutos pasaban y la curiosidad empezaba a carcomer mi cerebro. Y ahí fue cuando caí, cuando no pude más contra aquella parte de mí qué advertía qué era mejor vivir en la ignorancia y fui a revisar las noticias. Fue exactamente eso lo que hizo que todo a mi alrededor pareciera volverse una mancha borrosa.
Siendo sincera, los noticieros no paraban de bombardear todas sus horas al aire de la nueva emergencia nacional que pasábamos, por algo odiaba ver esa clase de canales. Pero, después de tantas catástrofes qué habían sucedido a nuestro alrededor, por fin la destrucción nos alcanzó.
«Calentamiento global» «una nueva especie extinguida en lo que va del año» era lo que normalmente se podían ver en los noticieros y creo que no es de su sorpresa saber que a estas alturas la humanidad cago completamente nuestro ecosistema, digo estábamos advertidos pero, bueno. Y, para sorpresa de muchos, Latinoamérica logró surgir a través de la problemática mundial. Por primera vez —en décadas— dejamos de hundirnos, y nos ayudamos entre países, ahora éramos más que solo parajes turísticos. Perú y Chile, rebasando a potencias como Estados Unidos, suena imposible, ¿verdad? Pero esa era mi realidad, y oh, amaba mi realidad. Sin embargo, todo lo que parece perfecto tiene que terminar.Maldita sea.
° ° °
Miren, el mundo es cruel. Y sí, sé que suena como un cliché literario, pero hey dejó de ser un chiste, al menos por ahora.
Bueno, creo que estoy en una etapa de mi vida donde en vez de intentar sobrevivir a una catástrofe mundial debería estar leyendo o viendo algo sobre catástrofes mundiales en, no sé, ¿Ciencia ficción? Bueno, la suerte nunca ha estado de mi lado, en realidad, aunque eso es relativo.
Probablemente cualquiera en nuestra situación habría estado temblando de miedo… Pero nosotros solo queríamos alejarnos de nuestra realidad (aun así moríamos de miedo). Supongo que estás páginas lo van a demostrar a su debido tiempo, a menos de que algo suceda, algo que, en el punto en el que estoy, espero que no pase.Mi nombre es Myra Harrison, y estoy más que segura que no era el primer nombre cuando alguien en el colegio pensaba si hablaban de responsabilidad, aunque en este punto supongo que está de más preocuparme por esas cosas.
Aun así, cuando una escuela se convierte en una sociedad donde debes ganarte tu propio estatus social en el cual probablemente estaba en un punto intermedio, incluso bajo, entre esa lucha de poderes. Todo desembocaba en definirse por un promedio estudiantil, o por el dominio sobre los grupos sociales. De una u otra forma, no calzaba en ninguno de esos dos puestos, ahora mismo eso no suena tan mal.
Y sí, era principalmente la envidia lo que corría por mi cuerpo y estoy siendo sincera; gente popular e inteligente, personas con las cuales solamente podría toparme en un grupo de trabajo… obligatorio. Pero bueno, la vida escolar se trata de decepciones, consejos y enseñanzas, supongo. Fue la suerte del destino — o tal vez el hecho que daba pena — lo que me llevaron a un grupo a pesar de la poca comunicación que tenía con la mayoría de mis compañeros de escuela, después de todo parecía pertenecer a algún lado. Probablemente, aquel mundo de ensueño era falso, pero prefería fingir a sentarme sola entre ese mar de adolescentes.Pero ese era el tipo de preocupaciones que alguien debería tener a mi edad, encajar en la escuela, tener notas altas, ¿socializar? Ahora nada de eso importa.
Muchos no podrían decir con exactitud cuando fue el día en que sintieron que su vida caía en pedazos, bueno, yo sí. Año 2055, primera semana de clases. La tortura escolar (como muchos adolescentes nos gusta llamar), estaba empezando. Realmente no había nada nuevo para decir, clases, presentaciones, lo normal. Esperaba que este nuevo año fuera bien para mí, a pesar de todo me sentía cómoda, incluida en cierta medida.
Siento que fue un error haberme hecho tantas ilusiones.Aquel día, estaba emocionada. El salón que me había tocado estaba con varios de mis amigos, la comida que me habían mandado era de mis favoritas (las torrejas de atún de mi papá) y lo mejor de todo es que había encontrado el mejor sitio para sentarme en el patio de recreo. Debajo de las graderías, evitando el sol, la brisa fresca pasaba por el pequeño pasillo de al lado, lo que evitaba sentir el bochornoso calor del verano. Era increíble.
En aquel momento estaba sentada con mi mejor amiga desde la primaria; Evelyn Martini, Eve para abreviar. Estábamos juntas desde… realmente ahora no lo recuerdo, pero he de decir que había algo entre las dos que nos hizo conectar más rápido de lo que creí. Desde entonces y hasta ahora parecíamos ser casi hermanas.— ¿Lista para la revancha? —. Pregunte a la par que nuestros demás amigos se acercaban.
— Si seguimos jugando de esta forma terminaremos apostando y teniendo ludopatía —. Respondió sin mirar al costado, parecía estar muy concentrada en su hopad dentro de su lonchera en ese momento. Su cabello lacio y negro caía encima de su cara, lo que en realidad la ayudaba a ocultar la pequeña infracción qué estaba haciendo al reglamento escolar.
— Eso dímelo cuando dejes tu adicción a las redes sociales —. No devolvió respuesta, tal vez me había ignorado o no me había escuchado. Deje salir un suspiro, era mejor dejarla en su mundo, siempre volvía después de unos minutos. Todos llegaron, un grupo aproximado de 9 personas — incluyéndome —, podría decir tal vez las mejores personas que haya conocido en mi vida, pero me estoy desviando demasiado. Las cartas se barajaron, y empezamos con nuestro juego. Mi vista pasaba de un lado a otro, escuchando las risas y los “insultos” qué nos mandábamos al dar algún +4 o algún bloqueo.
Corría el reloj, el patio se llenaba de vocecillas y cuchicheos, tan así que el ruido de la avenida quedaba ligeramente ahogado debido a las conversaciones que daban lugar al chisme. No voy a olvidar las sonrisas de los que me rodeaban, en aquel instante, ese pequeño momento era todo lo que mi corazón necesitaba para sentirse lleno. Ahora que lo pienso tal vez no era suficiente, ese sentimiento no fue lo suficiente para dejar que mi curiosidad traspasará. Mi corazón bombeaba, un pequeño cosquilleo subía por mi espalda, como aquella sensación que te da cuando de niño estás a punto de cometer una travesura, pero no puedes evitarlo. Revise internet, lo hice y la burbuja se rompió, parecía que el mundo se detenía ahí mismo.El eco de las voces me devolvieron al presente, tal vez lo que había leído no era exacto, tal vez era yo haciéndome ideas a raíz de una noticia falsa y mi cabeza se había dado la idea equivocada. Una guerra, era una estúpida broma, probablemente, una tonta, muy cruel y maldita broma.
— Si no terminamos de jugar ahora seguimos en la salida —. Escuche, asentí con la cabeza, no podría estar más de acuerdo con aquella idea. Aun así, parecía que esas palabras estaban condenadas a repetirse eternamente en aquel patio.
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Escrito En Tinta
General FictionPuede que el futuro no signifique prosperidad, tal vez solo es un río lleno de piedras donde la humanidad debe aprender a navegar. Retroceder para avanzar, suena estúpido, pero habrá algo de verdad en aquellas palabras. Aun así, parece ser un destin...