~Los recuerdos de una noche de despedida. Sólo era el principio de todo. Sakura decidió entrenar con la legendaria Tsunade. Naruto se había ido de la aldea también para cumplir sus propósitos. ~
No había noche en que no tuviera en mente a Sasuke, si...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Eran altas horas de la noche. Sasuke había decidido irse a entrenar con Orochimaru para poder lograr su meta de ser más fuerte, de ser capaz de cumplir con su deseo de venganza.
Hace poco había tenido un encuentro no muy agradable con su hermano mayor. "Te falta Odio" esa frase exactamente fue la gota que derramó el vaso. ¿Qué había hecho en todo ese tiempo? Tiempo, tiempo perdido jugando a los héroes. Sí, tal vez Kakashi le había enseñado el chidori pero ese día se dio cuenta de que no era suficiente. Necesitaba más. Necesitaba ser más fuerte. Así que tomó su decisión. Si seguía en esa aldea sus lazos con su equipo seguirían creciendo y eso lo vió como un obstáculo, una distracción.
-Sasuke-kun... ¿Qué haces... a dónde vas?
Escuchó esa dulce voz a sus espaldas, la reconocia perfectamente. No era fuerte para darle la cara hasta que de su boca escupió la cruel frase que siempre le decía a la chica.
¿Por qué siempre me comporto como un idiota? Sólo lo que hago es hacerla llorar. Mi actitud arrogante y tétrica me sirve como una barrera, para que mi alma jamás vuelva a vivir el amor. Ese amor que duele. No puedo permitirme ser feliz. Primero debo cumplir con asesinar a Itachi. Tal vez... en un futuro... ¿quizá?...
-Sakura... Gracias. Dijo en un susurro. Inmediatamente la dejó inconsciente. Al menos así no lo iba a detener y él dejaría de ver su triste semblante.
La colocó con cuidado en la banca más cercana. Quería verla de cerca una última vez. Acarició su mejilla suavemente. No iba a negar que extrañaría verla a diario, su voz, sus hermosos ojos jade, su lindo cabello rosa. Tocó involuntariamente sus labios con dos de sus dedos, rozandolos gentilmente. Hubiese querido que ella estuviera consciente al momento de atreverse a besarla, pero era imposible, ya que la pelirrosa impediría a toda costa que él se marchara de la aldea o que ella sin pensarlo dos veces se fuera con él.
Eso Sasuke no lo quería, ese oscuro camino que había elegido no era apto para ella. Tenía expectativas en que Sakura algún día seria de gran apoyo para la aldea, así que su lugar era ahí, no con él.
Al fin se atrevió a darle un beso tierno de despedida en los labios.
-Espero algún día, poder venir a verte... o quizá nos reencontremos en algún otro lugar. Dijo Sasuke susurrando en su oído.
Decidido, emprendió su camino, sin mirar atrás, pero una lágrima silenciosa recorrió su mejilla.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
-Naruto, por favor... será lo único que te pida en toda mi vida, trae de vuelta a Sasuke-kun... decía una afligida pelirrosa.
-Es una promesa Sakura-chan y la voy a cumplir 'ttebayo!
Sakura no había hecho nada más que llorar... no fue capaz de impedir que Sasuke se fuera. Se sentía miserable por no haber sido lo suficientemente fuerte. Se odiaba asimisma, pues su confesión no había servido de nada.
Cada noche pensaba en el pelinegro... anhelaba verlo, estar con él de nuevo... abrazarlo, escuchar su cautivante voz...
De tanto pensar tomó una decisión. Se haría más fuerte, si sus compañeros entrenarian con los sannin ella no se quedaría atrás. Ya nunca más será la niña débil que siempre tenían que proteger, dejaría de ser solo un estorbo y una molestia.
Afortunadamente Tsunade-sama aceptó ser su maestra. De ella aprendería ninjustu médico, así que debía leer una infinidad de libros pero eso no le importaba, después de todo estaba decidida a aspirar a ser una mujer más fuerte. De todos modos, siempre le había gustado estudiar, le era muy sencillo retener enormes cantidades de información.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Había pasado un año desde que Sasuke se hizo un desertor y Naruto se había ido a entrenar con Jiraya-sama.
Ella a diario iba a practicar resucitando animales desde el más pequeño hasta el más enorme. Después de ello iba a practicar taijutsu con Tsunade-sama. Al principio fue muy difícil y pesado, poco a poco fue tomando condición física y mejoró su control de chakra. Tsunade era muy dura, muy ruda con ella, a la pelirrosa le resultaba imposible el no cerrar los ojos ante sus ataques pero con el pasar del tiempo aprendió a controlar sus reflejos.
Era verano, siempre terminaba empapada de sudor con los entrenamientos. Anhelaba tomarse un merecido descanso pues después de todo había entrenado sin parar toda la semana.
La suerte estaba de lado de Sakura esta vez, pues la Hokage tenía una reunión diplomática y debía ausentarse de la aldea por un par de días, y sus padres también habían salido de viaje pues estaban de aniversario de bodas. No volverían hasta después de 5 días.
Al fin podría descansar, en la comodidad de su casa sin que su madre la atormentara con sus fastidiosas solicitudes de ayuda en los quehaceres del hogar.
Subió rápido las escaleras, se quitó toda la ropa y la aventó en el suelo de su habitación y se metió al baño. Puso a llenar la tina con agua fría. Le vacío shampoo, jabón y todo lo que encontró para que se formase suficiente espuma y burbujas. Ya lista la tina, se metió.
Sentía sus hombros tan relajados... ya lo necesitaba. Tocaba su cuerpo para lavarlo, lavó con mucho cuidado y dedicación su cabello, ya había crecido un poco. Con tanta tranquilidad en su alma cerró los ojos. Suspiró... ¿Qué estarás haciendo justo en este momento, Sasuke-kun? Te extraño como no tienes idea... si tan sólo...
Dejó salir un profundo respiro. Hasta que vio que sus dedos se arrugaban salió de la tina y del baño con una toalla encima de su cuerpo. Se miró al espejo, abrió la toalla y empezó a acariciar sus pechos, sintiendo nostalgia. ¿Será que algún día, llegaras a verme así...? mi mayor deseo es que tú seas el primero y el único... a pesar de que pasen los años sin verte, jamás dejaré de amarte.
Un ruido extraño chocó con la ventana, lo que hizo que bruscamente saliera de sus pensamientos y por puro reflejo se volviera a cubrir con la toalla. Aún estaba frente al espejo, dándole la espalda a la ventana. Lo que la sorprendió fue el reflejo que le mostró el espejo... era una persona que ella conocía perfectamente bien. No creía lo que veía, así que dio la vuelta, pero ya no vio a nadie.
