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La vida transcurría de forma normal: tráfico por las mañanas y por las noches; el precio del dólar subía y bajaba; las manecillas del reloj se movían; costumbres y tradiciones eran festejadas; guerras y conflictos también había; nuevas ideas se popularizaban; el frío de invierno y el calor del verano; cada día había nuevos anuncios en televisión; algunos les gustaba ver el amanecer y atardecer; nuevos olores y sabores iban existiendo; gritos eufóricos se escuchaban en los estadios de fútbol cada fin de semana. La gente hacia sus cosas rutinarias, los más jóvenes estudiaban y se preparaban para la vida adulta. Sólo eran humanos siendo humanos. Algunos disfrutaban la vida y otros la despreciaban. Simplemente la vida iba al ritmo de las horas y a lo que era destinado para cada uno.

Pero hablemos en específico de un chico de tan sólo diecinueve años, quien estudiaba su carrera universitaria para convertirse en un químico fármaco biólogo, pues su padre lo había obligado, ya que este era un científico muy reconocido y quería que su hijo brillará igual que él. El nombre del chico era Guillermo Ochoa, y era un joven con muchos sueños, los cuales quería cumplir y sólo quería dejar de hacer lo que su papá le pedía y vivir su vida a su modo.

Por otro lado, Guillermo era un chico serio y de muy pocas palabras. Desde el fallecimiento de su mamá había quedado muy afectado, nunca había podido salir del pozo en el que había caído desde ese día. Pedía auxilio por medio de la poesía, pero lastimosamente... esa poesía nadie la leía más que él. A parte, ya no quería seguir escribiendo, pues todos lo versos que escribía eran dedicados para su amada mamá y le afectaban el hecho de pensar que su mamá nunca podría leer aquellas estrofas llenas de amor de un hijo.

Si se hablara de la relación que tenía con su papá, se podría decir que nunca se llevaron del todo bien, pues siempre lo trató con los estereotipos de la sociedad, controlaba su vida, lo regañaba por cualquier mínima imperfección que cometiera, lo insultaba tanto que sólo quería gritar y escapar de esa casa pero simplemente no podía, se le era imposible.

Pero hablemos de ese día...el cual marcó mucho a los pocos sobrevivientes del mundo: Parecía ser un día ordinario. De ese día todos tienen y cuentan su historia.

Guillermo sólo escuchaba a su maestro hablar y hablar y nunca acabar, sólo jugaba con su pluma que tenía en mano. Estaba cansado y aburrido, así que para perder tiempo decidió ir al sanitario a darse un respiro.

Cuando salió de aquella aula, un horrible presentimiento estrujó su corazón, estaba todo tan silencioso, oscuro y frío. Caminó con lentitud hacia los baños y estaban vacíos, cosa sorprendente. Estaba a punto de sacar su celular cuando se empezaron a escuchar gritos llenos de dolor y desesperación afuera, rugidos raros. La gente a gritos pedía ayuda, esto lo aterró tanto que quedó inmóvil, no quería creer que era eso que escuchaba. De repente una de esas criaturas horrendas con ojeras, piel pálida y a la vez gris, el rostro se le estaba descarapelando y estaba arrugado, las venas marcadas y de color verde y en la boca escurriendo gotas de sangre; empujó la puerta del baño para poder entrar. Guillermo se quedó atónito.

-¿Qué carajo es esto?- susurró mientras empujaba con todas sus fuerzas la puerta para cerrarla. Fue tanta su fuerza que le corto la cabeza a aquel zombie. La cabeza rodó hacia abajo de los lavamanos, esto le provocó náuseas a Guillermo.

Las respiraciones de Ochoa eran aceleradas y su corazón latía demasiado rápido ¿Qué estaba pasando allá afuera?. Prendió su celular y se metió a sus redes sociales, después se escondió hasta el último cubículo del sanitario subiéndose por completo al retrete. Y lo que vió en sus redes sociales no tenía sentido para él, no había nada, entonces ¿Qué era lo que escuchó? Ni loco abría la puerta.

Pasaron las horas y Guillermo sólo escuchaba su estómago rugir. Ya no había luz, señal, nada. Aunque vio un charco de sangre paso por debajo de la puerta, así manchando el suelo limpio y blanco del baño. Guillermo abrazaba sus rodillas con fuerzas. Al paso de unos cuantos minutos más, decidió salir de aquel baño, sabía que no podía quedarse ahí por siempre, pues necesitaba ir por comida.

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⏰ Última actualización: Aug 05 ⏰

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