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Mi mente se dividía en dos: al estar pendiente del veredicto del juez y del descubrimiento que vino a mí antes de que todo el juicio empezara. Creo que de alguna forma eso ayudó a que los nervios por lo que el juez había decidido se esfumaran.

Para cuando nos estaban informando de la decisión tomada, ya había visualizado a mi madre entre la poca gente que había llegado a la corte para ver el resultado y, de alguna forma, cuando el juez aceptó que pudiera visitar mi hogar, verla saltar de felicidad llenó mi corazón de emoción. Esto realmente estaba sucediendo y yo no lo podía creer.

Fue satisfactorio ver como el enojo inundaba el rostro de la zorra y la decepción era palpable en el idiota con el que se estaba acostando, pero fue más satisfactorio saber que finalmente le había ganado en un juicio. Parecía que mi suerte estaba cambiando o que finalmente la venda se le había caído de los ojos a los idiotas de la corte.

–Ya después decidiremos qué día podrás ir a la casa, pero por ahora creo que debes descansar y...-mi hermano no pudo terminar la frase porque mi madre me envolvió con sus brazos y me alejó de él.
–Finalmente volverás a casa...-dice ella en un susurro.
–Será solo por un día...-intento no verme tan emocionado por ese hecho para que ella tampoco se emocione de más.
–Un día es suficiente...-se aleja un poco para mirarme a los ojos con esa mirada cálida y confortable que tiene.
–¡Dereck!...-dice mi hermano antes de volverme con sus brazos.-finalmente ganaste...-no me da ni tiempo de responder porque mi hermana también se acerca a mí y me envuelve con sus brazos.
–¿Es que acaso dudabas de que fuera a ganar, Enzo?...-en este instante me siento tan lleno de calidez y de paz como no me había sentido en demasiado tiempo.
–Tu falta de confianza en tu hermano me resulta bastante ofensiva...-dice mi madre mientras se acerca a Apolo.
–Nunca he dudado de este gruñón...-dice Enzo dándole un pequeño empujón a Apolo.

Por las pequeñas bromas, los abrazos cálidos, las miradas llenas de esperanza y mi corazón latiendo al mil por hora, había olvidado que había una peste todavía acechando mi vida.

–¿Te sientes satisfecho por haber ganado?...-la sonrisa que tenía dibujada en los labios se borra de golpe.
–¡Basta ya, Cara!...-le dice Enzo con voz cargada de advertencia.
–Todo el séquito Emerson tuvo que venir aquí a apoyarte porque no puedes aceptar que ya yo gané...-giro lentamente en mi sitio para encararla y es en ese instante en el que me doy cuenta que a varios pasos de distancia hay alguien observándome desde la sombra.

Por un breve instante todo a mi alrededor desapareció y mis ojos solamente lograron dirigir su camino hasta esa criatura que me mira con mucha atención.

Más todo ese instante de silencio se acabó en cuanto la víbora se puso frente a mí para que mis ojos se dirigieran hacia ella y no hacia la observadora.

–Lo único que has ganado es verte ridícula...-le dice mi hermana con mucha rabia.
–Freya...-dice mi madre con voz firme antes de dar un paso al frente.-creo que tú ya has torturado lo suficiente a mi hijo durante estos meses solo porque no tienes nada más divertido que hacer con tu vida...-pongo una mano en el hombro de mi madre para hacerla detenerse y solamente irnos de aquí.
–Su hijo me arrebató los mejores años de mi carrera y al final no dio lo que yo esperaba de él...-los cinco nos ponemos a caminar hacia la salida, aún a pesar del sentimiento de rabia que estamos empezando a sentir en este momento.-solamente eres una basura como todos los demás, Dereck Emerson...-esas palabras hacen que mi pecho duela de cierta forma, pero no me hacen detenerme.-haré tu vida miserable y empezaré con el maldito concurso de escritura...-eso nos hace detenernos a Enzo y a mí en nuestro sitio.
–¿De qué mierda habla?...-le digo a mi hermano con los dientes apretados y el enojo dominando mi sistema.
–Aún no está confirmado...-si antes estaba enojado, ahora estoy furioso.
–¿Y cuándo creías conveniente decirme que esta perra iba a ser responsable de mi futuro como escritor?...-la palabra "perra" sonó en eco por toda la corte y honestamente me dio un buen sabor de boca.

Ni siquiera lo dejo hablar porque giro en mi sitio y comienzo a caminar hasta quedar lo suficientemente cerca de ella para susurrarle. Esto es una completa estupidez y todo se debe a la desesperación de una mujer lo suficientemente aburrida con todo en la puta vida.

–¿Perra? ¿Te atreviste a llamarme pe...-sus ojos se encuentran con los míos y es en ese instante donde el silencio reina entre ambos.
–Quisiera poder entender que es lo que te hace moverte para arruinar mi vida cada vez que intento construirla otra vez...-una risa irónica sale de sus labios antes de responder.
–¿No te das cuenta que es porque me enoja saber que intentas algo y que cuando estabas conmigo no hacías nada más de lo que ya hacías normalmente?...-ahora el que vive irónicamente soy yo.
–¿Y qué mierda esperabas de un profesor de universidad a quién las malditas cámaras acosaban hasta cuando iba al puto baño?...-levanta las manos en señal de que mis palabras la desesperan y me toma de los brazos.
–Quería que dejaras esa vida y que aceptáras la vida que yo te estaba dando...-acerco mi rostro al suyo con la desesperación subiendo y bajando por mi garganta por lo estúpido que eso ha sonado en mi cabeza.
–¿Que dejara mi vida dices? Tú no querías que dejara mi vida, querías que me volviera la marioneta a la que tanto deseas utilizar a tu antojo para que todas las cámaras te vean como la gran mujer que eres, pero ambos sabemos que mi orgullo nunca fue del agrado de la farándula y eso bajaba muchísimo tu popularidad...-dirijo la mirada hacia su mano que aún se mantiene en mi brazo y le doy un pequeño empujón para que la quite.
–Yo te amaba, Dereck...-cuando nuestras miradas se vuelven a cruzar, me doy cuenta que algo en la suya ha cambiado.
–Tú no me amabas...-digo acercando mi rostro al de ella para que su mirada se mantenga en la mía.-tú amabas como nos veíamos en las fotografías, amabas utilizarme como a tu proyecto de caridad hacia un hombre de una ciudad pequeña...-siento un tremendo nudo en la garganta, pero ya no puedo detener las palabras que salen de mi boca.-no te dolía ir a acostarte con otros mientras yo trabajaba hasta el anochecer, pero te dolía verme trabajando como todos los demás...-sus ojos se ponen vidriosos, pero ni eso me hace detenerme.-amabas que yo te amara, pero tú nunca me amaste...-ya sea que lo esté fingiendo o que realmente le esté doliendo, no me interesa. Eso no se comparará con el dolor que sentí cuando todo pasó.-el amor es la peor de las maldiciones que me han caído por tu culpa...-giro en mi sitio y comienzo a caminar nuevamente hacia mi familia, pero un pensamiento comienza a girar y girar en mi cerebro.

No puedo encadenar a alguien a mí solo porque tengo la débil idea de que puedo enamorarme de nuevo. Debo hacer desaparecer todo sentimiento que tenga hacia la criatura detrás de las cartas porque definitivamente yo no soy alguien a quién deban a amar ni alguien que tenga el derecho a hacerlo nuevamente.

–Te voy a destruir, Dereck. ¡Te lo juro!...-un débil e inaudible "¿Más?" escapa de mis labios ante sus palabras, pero ya estoy lo suficientemente cansado como para girar y encararla una vez más.

Mi querido profesor. ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora