XII. Enamorados

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Cuando Nicole está terminando su historia, Elena llega con una bandeja de panecillos dulces y se detiene junto a ellas — Eli bajará en un minuto. Están advertidas.

Valentina se tapa la boca hasta que termina de masticar — Me preguntaba dónde estaba. Camilo dijo que estuvo emocionado todo el día pero luego no lo vi. Pensé que se había olvidado de que iba a volver a casa.

Elena se ríe — No. Solo le dije que si no terminaba de limpiar su habitación, no podía ir al lago con ustedes mañana. Espero que hayas estado repasando tu lenguaje de señas — ella se aleja, siguiendo la llamada del tío Andy para más rollos.

— ¿Lenguaje de señas? — Juliana susurra, sentándose más erguida — Nunca me dijiste que tu hermano es sordo.

Valentina sonríe, girando en el banco para mirarla mejor. Hay un poco de salsa de tomate en la esquina de la boca de Juliana. La ojiazul agarra una servilleta con una mano y la barbilla de Juliana con la otra — No lo es — responde Valentina limpiando la mancha, ignorando el retorcimiento de Juliana — Simplemente le gusta aprender nuevas cosas. Él se toma bastante en serio lo que quiere escoger. Y hay una chica en la escuela que le gusta. Ella es sorda, así que Eli ha estado tomando clases para poder coquetear con ella.

— Dios mío — Juliana entrecierra los ojos — Suena como si fuera un hijo tuyo y de Fabi.

Fabiola se ríe, rociando cerveza sobre la mesa.

— ¡Perra, mi pelo! — Sofía gruñe, con los brazos sobre su cabeza.

— ¡VALENTINA! — el chillido de Eli hace eco en el patio. Él sale corriendo del porche trasero, su cabello castaño cae sobre su rostro pecoso, sus ojos azules muy abiertos y brillantes.

— ¡ELI! — Valentina salta, usando a Juliana como un trampolín involuntario y gruñón. Ella lo encuentra a mitad de camino, agarrándolo en sus brazos. Se ha vuelto tan alto desde la última vez que ella estuvo en casa.

— ¡He estado tratando de ir a verte toda la tarde! — él se mueve hasta que Valentina lo deja caer y entrecierra los ojos por un segundo. Luego, comienza a hacer señas mientras habla, mucho más rápido de lo que ella esperaba. Eli ha estado tomando clases durante un mes — Me alegro de que estés en casa. ¡Te extrañé!

— Yo también te extrañé, lindo — Valentina aprieta sus mejillas, empujando su cabeza hacia adelante y hacia atrás.

Él la aparta y retuerce sus manos en más señales que ella no entiende hasta que habla — ¿Dónde está tu novia? ¿El tío Camilo dijo que es diseñadora de modas? — sus señas se vuelven un poco más lentas hasta el final, como si no estuviera seguro de estar haciéndolas correctamente.

— Wow, okay. Me alegro de que estés feliz de verme. ¡Eso es traición!

Los ojos de su hermano menor se agrandan y deja de hacer el lenguaje de señas, acercándose a los brazos de Valentina —¡No no! ¡Estoy feliz de verte! — para probarlo, él se envuelve alrededor de su cintura y la aprieta tan fuerte como puede hacerlo su cuerpo de diez años — ¡De verdad, Vale!

Ella se ríe, frotando su espalda — Estoy bromeando. Vamos. Los voy a presentar — inclinándose hacia atrás, Valentina atrapa su mirada — Pero, Eli, escucha, a ella no le gusta mucho que la toquen, así que te limitaré a un abrazo, ¿de acuerdo?

Eso lo hace poner mala cara, pero él la sigue hasta las mesas. Por muy juguetón que pueda ser, Eli siempre ha sido un poco tímido con la gente nueva, por lo que no se sorprende al sentir su mano deslizarse en la suya.

Juliana está discutiendo con Fabiola ("Fabis, deja de tocar mi plato--", "¡Yo puse esas papas allí por mí, no por ti!"). Valentina se detiene junto a ellas, tirando de la cola de caballo de Fabi.

Vidrieras // Juliantina AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora