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Jueves


"R U Mine" de Arctic Monkeys sonaba de fondo en aquella tienda de música donde trabajaba.

Acomodaba los últimos lanzamientos de discos de bandas que no conocía en los estantes, mientras mi tía arreglaba otras cosas al otro lado de la tienda.

Me bajé del banquito que me ayudaba a llegar más alto y lo guardé en su lugar, observando cómo varias personas entraban y salían del local. La mayoría eran adolescentes o jóvenes adultos que apreciaban los discos, pero no los compraban, algo que ocurría todos los días.

Ya nadie usaba discos en la actualidad, algo muy triste a decir verdad. Escuchar los nuevos álbumes de tus bandas favoritas en formato disco era algo que realmente valía la pena. No como pulsar un botón en Spotify y que la música comenzara a reproducirse; eso era para flojos.

Sonreí al ver a un niño junto a su padre, quien le estaba explicando la historia de una de sus bandas.

Me hubiera gustado haber crecido así...

Ignoré la escena y tomé mi teléfono, entrando a Twitter.

**En tendencia:**

**#Spreen**

Pulse el hashtag, ya que conocía perfectamente ese nombre.

Spreen era un DJ muy famoso de mi país. Era su fan desde la primera vez que escuché una de sus mezclas. Él hacía arte.

Los antros se volvían locos cada vez que se reproducían las mezclas de Spreen. Era una experiencia única estar allí presente y saltar al unísono de la música.

Realmente me consideraba su fan.

Solté un suspiro desilusionado al ver ese tweet que decía que estaría presentándose en uno de los estadios de mi ciudad.

Por varias razones no podía estar presente. Una de ellas, y la más importante, era mi situación económica; jamás podría comprar una entrada para poder verlo, ni siquiera en la última fila.

Otra de las razones era el trabajo; no podía dejar a mi tía sola en el negocio.

Estaba muy triste. Tantos años deseando que él viniera a mi ciudad a presentar sus mezclas y, cuando finalmente lo hace, yo no podré ir.

—Ro, ¿qué pasa? —preguntó mi tía al notar mi desánimo. Guardé mi teléfono y le conté sobre Spreen y la ilusión que tenía para poder verlo. Sabía perfectamente que nada podía cambiar, y mi tía me lo recordó nuevamente.

Mi día laboral terminó en desilusión.

Las horas pasaron y la tienda tenía que cerrar. Mi tía se había retirado y me tocaba a mí preparar todo para poder finalizar.

Volví a tomar el banquito para poder subirme a acomodar algunos discos en las estanterías altas, y cuando lo estaba haciendo, uno de ellos cayó al suelo.

Solté una maldición y estuve a punto de bajar, pero el sonido de la campanilla llamó mi atención, indicándome que alguien había entrado a la tienda.

Bajé rápidamente del banquito y caminé a pasos apurados hasta el mostrador, encontrándome con un chico de pelo negro revisando varios discos.

—Bienvenido, ¿buscabas algo? —pregunté.

Él volteó a verme enseguida, cruzando miradas y sintiéndome un poco incómodo después de unos segundos.

Él negó con la cabeza.

—No, no... pasaba por acá y me dio curiosidad nada más.

Su voz sonaba algo ronca, como si estuviese un poco enfermo.

Lo observé revolver un poco más las cajas donde se encontraban los discos, notando que estos eran de la categoría rock alternativo.

—¿Te gusta el rock alternativo? Arctic Monkeys son lo clásico, pero también hay otros buenos como Radiohead, Deftones, Foo Fighters —dije, saliendo del mostrador y yendo a su lado, observando los discos.

—Sí, los conozco, aunque creo que esos son los verdaderos clásicos. Los infravalorados serían A Day To Remember y Pearl Jam —comentó él, tomando un disco de la primera banda mencionada. Asentí, rebuscando en la misma sección y sacando un disco de una banda muy conocida.

-Nirvana, el clásico de clásicos-

Me quitó el disco de las manos con una sonrisa, caminando hasta el mostrador y dejándolo allí junto al anterior.

—Entonces me llevo estos.

Sonreí y volví detrás del mostrador, tomando los discos y comenzando a guardarlos en una bolsa.

—Eres la primera persona que compra dos discos en el día —comenté después de indicarle el precio.

—¿En serio? Eso es triste. La gente ya no escucha clásicos en discos como antes —dijo él, sacando el efectivo y entregándomelo.

—La verdad es que no, ya no aprecian las joyas antiguas como nosotros —respondí.

Él rió y tomó la bolsa con ambos discos. Noté que se quedó viendo unos segundos la pequeña radio que tenía a un lado de mí, junto a algunos discos de las mezclas de Spreen.

—¿Te gusta Spreen? —preguntó, y sentí la ilusión subir por mi cuerpo, ensanchando mi sonrisa.

—¿Lo conoces? Es mi DJ favorito, sus mezclas son arte pura —dije.

Noté cómo su expresión cambió, aunque no pude deducir exactamente a cuál.

—Sí, es muy talentoso... Es bueno que te guste. ¿Vas a verlo a su presentación el sábado? —preguntó, y rápidamente caí en desilusión, negando con la cabeza.

—No, no llego a ahorrar lo suficiente para verlo. Tampoco puedo por el trabajo... ¿y tú? Supongo que sí —conté para después preguntar lo obvio. Él asintió para después despedirse de mí y salir del local.

Quedé unos segundos pensando detrás del mostrador, hasta que recordé que tenía que seguir acomodando para por fin poder cerrar.

Y cuando finalmente lo hice, me dirigí a mi hogar, tratando de no pensar en aquel concierto al que tantas ganas tenía de ir.

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Mi novio es.. FAMOSO?! //★\\ Rodrivan Au Donde viven las historias. Descúbrelo ahora