6:: Vampiros

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– No sabía si te ibas a presentar –me abrió Dylan–. Pasa.

– Claro que me iba a presentar –fui directamente a sentarme en su sofá–. ¿Qué tal?

– ¿No estás asustada? –Lucas estaba confundido–.

– Si me quisierais muerta ya lo habríais intentado –me encogí de hombros–. Solo quiero recaudar información que no supiera de antes y ver qué pensáis hacer con mis amigas, porque algo les tendremos que decir.

– ¿Qué sabes exactamente? –Alan se cruzó de brazos–.

– Si lo que os preocupa es que diga algo, no voy a hacerlo. –Me levanté–. Podría haberos expuesto ayer, pero no lo hice por algo. No estoy en vuestra contra, de hecho, podéis servirme de ayuda.

– ¿Qué quieres? ¿Dinero? ¿Que controlemos a alguien? –Lucas parecía impaciente–.

– Por ahora nada, en un futuro información. –Me serví un vaso de agua, aprovechando para revisar su cocina–. Pero no os preocupéis, mientras mis amigas estén seguras, vuestro secreto también. ¿Tenemos un trato? –Ofrecí la mano–.

– No me fío de tí –Alan aceptó el acuerdo–. Y al parecer, tú tampoco de nosotros.

– Es mutuo –dejé el vaso en su lugar–. ¿Lo dices por el collar de verbena? –Sonreí exageradamente– gracias por fijarte, no tenías por qué.

– ¿Crees que queremos controlarte? –Gritó Dylan– ¿tú sabes lo complicado que es eso?

– Estoy aquí por una razón –me crucé de brazos–. Contadme.

– Para controlar a alguien necesitamos estar en contacto físico con una persona –explicó el castaño–, o al contrario, dejarle una joya con la que establecer algún tipo de comunicación con la persona.

– También somos más fuertes de noche –explicó Lucas–. Tanto en la fuerza como en el oído, el sentido se amplifica. De día en esos aspectos somos normales, aunque sí tenemos velocidad sobrehumana.

– Para transformarse te tienen que morder, o en su defecto poseer sangre de vampiro, y suicidarte o que te vacíen la sangre. –No esperaba que Alan colaborase–. El proceso dura unos cuarenta días hasta convertirte en un vampiro normal. Y no voy a explicarte cómo matarnos.

– Y sí que bebemos sangre humana, nos curamos más rápido y controlamos nuestros colmillos, al pasar esos días –Dylan se sentó a mi lado–. ¿Alguna pregunta?

– ¿Qué pensáis hacer con Raquel y Nadia? –El resto ya me lo habían aclarado, solo me preocupaba eso–.

– ¿Qué saben? –Alan estaba pensando–.

– Que salisteis corriendo cuando hablamos de los vampiros. –Iba a callarme, pero le vi las intenciones al pelinegro– no vamos a guardarle el secreto a ellas. Yo me encargaré de protegerlas si es necesario, pero tienen que saber dónde se están metiendo. Al menos lo más básico de lo básico.

– ¿Y cómo piensas protegerlas? –Lucas se estaba riendo de mí–.

– Ya lo averiguarás, no te preocupes –me acerqué a la puerta–. Tenéis quince minutos para aparecer, y tengo pruebas para arruinaros la vida, así que yo lo haría –salí del lugar para esperarlos en el pasillo–.

A los pocos minutos, la puerta volvió a abrirse, dejando ver a los tres vampiritos algo derrotados. Lo que no esperaba era que Alan tirase de mí, haciéndome entrar de nuevo al apartamento. Lucas y Dylan fueron directamente a ver a mis amigas.

– Podría matarte ahora mismo –Alan de verdad intentaba asustarme, acorralándome contra la pared y gritando–.

– Entonces sería el asesinato más tonto y triste que habrás cometido nunca –sonreí–. Para empezar, tus amigos están a punto de hablar con las mías, yo ya tengo todo planeado para que se sepa todo si tomas la decisión incorrecta y me pasa algo; y por último, si lo haces, habría sido bastante estúpido salvarme la vida hace menos de veinticuatro horas.

Sunset AcademyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora