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Era un día tranquilo, normal para las personas con vidas normales, pero para los chicos de primer y segundo año de la escuela de jujutsu en Tokyo, era un día más de entrenamiento hasta el cansancio.

Megumi y Nobara entrenaban junto a Maki e Inumaki, y Padan peleaba a puño limpio con Itadori, los cuatro siendo supervisados por Gojo-sensei, pero su atención sólo iba dirigida al lindo pelirosa, que con cada movimiento que hacía su agil y flexible cuerpo le corría una sensación de cosquilleo por todo el cuerpo hasta llegar a su entrepierna. El mayor no podía evitar imaginarse a su lindo estudiante en muchas posiciones indecentes y comprometedoras, es que vamos, entiendanlo, era Itadori hermoso, tierno, adorable y bello Yuuji.

Después de horas de entrenamiento los chicos quedaron agotados, todos estaban tirados en el fresco sesped, con las respiración irregulares, intentando recuperar la energía. Gojo se acercó a ellos.

- Buen trabajo chicos, hoy lo hicieron increíble, en especial tú, Yuuji-kun.

- Ahg, siempre dice eso de Itadori - respondió Nobara, fastidiada. Los otros tres asintieron de acuerdo con ella.

- Am, no voy a responder a eso, pero Yuuji-kun, me acompañas un momento, quiero hablar contigo de algo de suma importancia.

Todos lo vieron mal, siempre decía eso cuando se quería llevar a Itadori a hacerle quien sabe que, ya que su compañero al día siguiente amanecía con un irritante dolor en la cadera.

- Está bien, Gojo-sensei.

Itadori se levantó y fue con su sensei. Gojo lo llevó a su habitación, ya dentro, cerró con llave y lo abrazo por la espalda.

- Ah, bebé, es tan doloroso para mí amigo ver tu cuerpo moverse de esa manera cuando entrenas, es tan flexible y no puedo evitar exitarme.

Itadori se sobresalto al sentir el enorme bulto que se topo en su tracero cuando Gojo lo abrazo, este lo giró y lo beso con nesecidad, tomándolo de la cintura apretandolo más a su cuerpo.

- S-sensei - dijo apenas Yuuji en un susurro por la falta de aire, Gojo sonrió de lado, y se quito su banda y se la coloco al menor.

- Ya no puedo contenerme más, Yuuji-kun.

Gojo lo acosto en la cama, quitandole los pantalones, dejándolo con la sudadera y las medias, desesperado no pudo aguantar y las rompió para tener acceso a la entrada del pelirosa. Los dos estaban muy exitados, les encantaba tener sexo después de un día largo de entrenamiento.

- Ah, bebé me tienes loco, eres tan precioso, y eres solo mío.

- Si, Gojo-sensei, solo suyo - la mente de Itadori estaba nublada en por la lujuria, a él también lo volvía loco Gojo-sensei.

Gojo metió uno de sus dedos en la entrada de Yuuji, simulando embestidas, luego metió otro, y se inclino para besar los lindos y dulces labios de su estudiante favorito, durante el beso Itadori gemia por los largos y pálidos dedos de su sensei estimulando su entrada, al separarce del beso Gojo vio la imagen más obscena que su lindo Yuuji podía hacer, estaba con la boca abierta, mientras por sus comisuras tenía rastros de saliba, y sus ojos rojizos y llorosos. Gojo se sentía orgulloso de ser el único de tener a Yuuji de esa manera tan desastrosa.

Entrenamiento [GoYuu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora