La dama debajo del árbol

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Todo aquel que pasaba por aquel Bulevar en plena noche, siempre gritaba y presumía que la había visto. Ella siempre estaba allí, sentada bajo el mismo árbol en el que se le vio por primera vez, con su elegante vestido blanco y el velo que siempre cubría su pálido y triste rostro.

Todos temían acercarse a ella, temían que ella los tomara del cuello y los asfixiara con sus pálidas manos, por esa razón, no muchos se atrevían a atravesar aquel sendero que resplandecía de terror y, de alguna manera, de tristeza. 

Muchos de los que se han atrevido a conducir por el Bulevar dicen que es una joven preciosa, que sus ojos son de un hermoso y encantador color esmeralda, y que nunca habían visto a una joven tan viva y hermosa como ella. Otros señalan que es un demonio otorgado por Dios para escudriñar los pecados de los seres humanos, y sostienen que aquellos que se acerquen a ella serán responsables de sus pecados por toda la vida. No obstante, otros individuos, a quienes todos tacharon de locos por las expresiones incomprensibles que surgían de su boca, opinaban que la joven se encontraba en un pasado olvidado. 

Dado su vestido blanco y su velo, señalaban que ella se había casado y, que aquel hombre con quien compartiría su existencia le había prometido que regresaría por ella en ese árbol, donde ella siempre se encontraba presente todas las noches. Se rumoreaba que ella solo esperaba, respiraba y esperaba a una noche ser recogida, a que su amado regresara y la llevara a su luna de miel. Dicen que esperaba que el hombre que una vez le prometió amor eterno, regresara en algún momento para cumplir su promesa. Dicen que esperaba volver a ser amada.

Pero nadie sabía que la joven a la que los hombres miraban con deseo y las mujeres con envidia y miedo, nunca pudo entrar en la iglesia; porque allí no era bienvenida. En el árbol en el que antes los infantes jugaban con sus balones, antes de que ella apareciera, en la rama más alta; había sido condenada a muerte su más íntimo amor, a quien los ingleses acusaron de haber pecado. Los ingleses habían colgado allí a su amor y la habían obligado a ver cómo se iba quedando lentamente sin aire, hasta que dio su último suspiro susurrando su nombre. En su odio y tristeza, ella asesinó a cada uno de los hombres que participaron en la ejecución de su amor, obligando a sus hijos a observar cómo sus padres sufrían en su esfuerzo por sobrevivir. Logro que sufrieran lo mismo que ella sufrió. Al ser buscada por la policía inglesa, se vistió con el vestido blanco que pensaba usar para su boda y fue al árbol, donde se quitó la vida junto al cuerpo colgando de su único amor, cuyo unico pecado fue amar.

Sin embargo, los cuerpos fueron retirados con rapidez, y a pesar de que su cuerpo fue retirado del árbol, su alma permanecía en aquel mismo árbol del cual no deseaba alejarse. Pronto los años fueron pasando, los hijos de los ingleses crecieron traumados por la manera en la que murieron sus padres, las personas fueron olvidando su historia, y nuevas historias felices se crearon bajo el árbol de la ejecución.

Pero no obstante, cansada de estar en la rama del árbol, ella despertó y permaneció debajo del árbol, donde las personas empezaron a verle todas las noches; admirándola, rechazándola y deseándola.

En todas las noches, ella se encontraba en el mismo árbol en el que había perdido la vida, y en todos los amaneceres, se dirigía hacia la rama más alta, esperando que el alma de su amor, en algún momento, también se despertara.

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