ャ🫧 Bombón asesino ˖ ݁ ll Shimkongz

1. Bombón asesino

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Sus caderas se movían con ritmo al compás de la animada música que retumbaba por los altavoces. Sus brazos se alzaban con ánimo y el sudor perlado iluminaba su piel color canela. Sus piernas perfectamente depiladas eran reveladas gracias a la corta falda amarilla que llevaba puesta, y su musculosa blanca le daba un toque sensual. Él era un bombón, no había duda de eso.

Avanzaba entre la gente contorneando sus apetecibles caderas, tratando de no chocar con nadie. Sus pecas resaltaban gracias al rubor color durazno que se había colocado unas horas antes, y sus gruesos labios brillaban con el labial que traía puesto. Shen Ricky era una dulce tentación.

Unos ojos fogosos lo miraban de lejos, siguiendo sus sensuales movimientos y chequeándolo con la mirada. Sus dientes apresaron su labio inferior, notando como la falda de aquel chico se levantaba, dejando ver una sensual braga negra.

Apartó su vista del sensual chico por unos momentos, dándose cuenta de que no era el único que miraba a aquel chico de falda amarilla. La mayoría de los hombres del lugar querían llevarse al pequeño corderito de hermosas pecas, pero solo habría un ganador.

El castaño comenzó a mover sus pies en dirección al pecoso, el cual se encontraba moviendo sus caderas en la barra de bebidas mientras llevaba un vaso de alguna bebida a sus apetecibles labios. Se acercó a la barra, poniéndose frente al hermoso chico, quien lo vio con una sensual sonrisa y la duda en sus ojos.

—¿Quisiera este bello chico bailar conmigo?—hablo Gyuvin con su ronca voz, extendiendo su mano frente al contrario.

—Sería un gusto. ¿Cual es tu nombre?— dijo Ricky tomando la mano del más alto, dejando su vaso olvidado en la barra.

—Dime Gyuvin. ¿Y tú, bonito?—dijo Gyuvin dejando ver un hermoso hoyuelo por su sonrisa ladina.

—Ricky, bebé para ti, guapo.—dijo Ricky sensualmente.

Llegaron al centro de la pista en segundos, y Ricky comenzó a bailar. Pasó sus manos desde su cuello hasta su pecho, bajando hasta sus caderas, mientras las movía peligrosamente cerca de la entrepierna del más alto. Gyuvin gruñía en voz baja mientras tomaba, entre sus grandes manos, la diminuta cintura del contrario.

Shen se dio vuelta, analizando el rostro del más alto. Se dio cuenta de que era extremadamente atractivo, tenía un semblante serio y sensual, y ni hablar de su cuerpo. Gyuvin, al darse cuenta de la mirada del más bajo, gruñó y lo acercó más a su cuerpo, quedándose ambos pegados como chicle.

Ellos eran el centro de toda mirada, eran sensuales y calientes. Para ser honestos, podrías correrte de solo mirar la caliente escena de ellos bailando. Después de un rato, los hombres que miraban a Ricky con deseo comenzaron a mirar mal a Gyuvin, por haberse robado a su "presa".

Las horas pasaban entre movimientos de cadera, roces indecentes y algún que otro beso. Ambos chicos estaban más que calientes. Sus cuerpos quemaban ante el toque del contrario, se deseaban. La gran mano de Gyuvin viajó por el costado de Ricky, hasta llegar a su mano, entrelazando sus dedos con los de Shen. Lo atrajo hasta su cuerpo, comenzando a caminar hacia la salida del lugar, siendo observado por un confundido y caliente Ricky. Antes de salir se detuvo.

—¿A donde vamos?—preguntó Ricky algo mareado por el alcohol.

—A mi casa bebé.—dijo Gyuvin al oído de Ricky.

No era seguro, después de todo Gyuvin era un desconocido. El Ricky cuerdo hubiera dicho que no y se hubiera ido a su casa a comer helado, pero por alguna razón esa propuesta lo calentó aún más, haciendo que sonría y le susurre un "que esperamos" a Gyuvin.