La distancia es relativa

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"Dicen que la distancia es relativa, pero yo digo que estoy relativamente cerca de venirme abajo, porque ahora mismo me siento tan solo" 

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"Dicen que la distancia es relativa, pero yo digo que estoy relativamente cerca de venirme abajo, porque ahora mismo me siento tan solo" 

Para una mejor experiencia en la lectura, te recomiendo la música Six Feet Apart de Alec Benjamín (loop) 

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El confinamiento había tomado un giro más sombrío para Han Jisung. Sentado en su pequeño departamento, sus ojos se posaban en una maleta semiempacada en una esquina, un recordatorio tangible de que la próxima cuarentena sería aún más restrictiva. La idea de no poder visitar a su familia, que vivía en otra ciudad, lo llenaba de ansiedad y una profunda tristeza. Las lágrimas caían lentamente por sus mejillas mientras se aferraba a la almohada, luchando contra la avalancha de emociones abrumadoras.

A la mañana siguiente, Jisung se despertó con una sensación de pesadez en el pecho. Cada vez que pensaba en los próximos días de aislamiento aún más estricto, su corazón parecía apretarse. Aunque trató de distraerse con su trabajo y sus estudios, aquellos pensamientos seguían acechándolo. Cerrar las cortinas y bloquear el mundo exterior se convirtió en su refugio, un acto simbólico de su deseo de esconderse de la realidad.

Una tarde, mientras se levantaba para cerrar las cortinas de su ventana, la música comenzó a filtrarse desde el apartamento de al lado. Sintiendo una oleada de furia intensa, Jisung estaba a punto de cerrar la ventana cuando un destello de movimiento capturó su atención. Su curiosidad superó su molestia y se asomó con cuidado, encontrándose con una vista que nunca había anticipado.

Al otro lado de la calle, en el apartamento contrario, un joven castaño con una presencia magnética se movía con gracia y pasión. Cada movimiento era como una expresión sincera de sus emociones, y Jisung se encontró hipnotizado por la intensidad de su baile. Las lágrimas que habían estado amenazando con caer durante días finalmente se escaparon, solo que esta vez eran lágrimas de asombro y admiración.

Los días pasaron y Jisung no pudo evitar sentirse intrigado por las presentaciones silenciosas de su vecino. Cada vez que el castaño comenzaba a bailar, Jisung encontraba una extraña paz en su corazón. A medida que la cuarentena se prolongaba, estas sesiones de baile se hicieron en un anclaje para el, una pequeña ventana a la normalidad y la belleza en medio del caos.

Minho, por su parte, notaba a Jisung observando de vez en cuando. Aunque no sabía la razón detrás de las miradas, encontró cierta comodidad en la idea de que alguien estaba viendo. La soledad de la cuarentena no lo afectó de la misma manera que al menor, pero de alguna manera, sintió que la presencia del joven al otro lado de la calle le recordaba que no estaba solo en este mundo alterado.

A pesar de la distancia y la separación física, los días pasados ​​en cuarentena habían tejido un hilo de conexión entre dos almas solitarias. Jisung, lentamente, comenzó a cuestionar su propia perspectiva y se dio cuenta de que quizás, en momentos oscuros, había incluso belleza y esperanza en el mundo. Y todo empezó con un baile, a seis pies de distancia.

Seis pies de distancia - MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora