La luz de la media mañana que se colaba por las cortinas hizo que Valentín se despierte. Tiró unos de sus brazos hacia el lado donde duerme su novio, y al no sentir el cuerpo robusto de Agustín abrió solo un ojo.
Desde su posición recorrió la habitación con lo poco que su vista le permitía ver. No estaba.
Prestó atención a los sonidos, tal vez estaba en la cocina. Nada.
Suspiró y se removió ligeramente en la cama para seguir durmiendo, pero solo logró gemir levemente ya que sintió un pequeño dolor en su entrepierna. Tanteó un poco esa zona y efectivamente, estaba duro.
Ahora con más razón necesitaba de Agustín, y el pensar que hace rato no tenían un mañanero no le ayudaba en nada.
Quiso ignorar su no tan pequeño problema e intentó seguir durmiendo, pero ni bien cerró sus ojos imágenes poco inocentes llegaron a su mente. —La puta madre -susurró.
Decidió que no le quedaba otra, así que llevó una de sus manos a su miembro y comenzó a acariciarse sobre la tela de su bóxer. Se permitió divagar en dichos pensamientos, y de a poco la temperatura de su cuerpo aumentó.
Finalmente se quitó su bóxer y empezó un vaivén en su miembro.Pequeños suspiros y leves gemidos inundaban la habitación de Agustín, Valentín no podía evitar mover su cadera como embistiendo su propia mano.
En tan solo unos minutos logró crear su pequeña burbuja de placer. Mientras con una mano bombeaba su pene, llevó dos dedos de la otra a su boca y comenzó a lubricarlos.
Una vez que decidió que ya estaban listos, dirigió esos dedos a su entrada. Tanteó un poco el anillo y suavemente empezó a ingresar un dedo, una vez dentro, lo sacó, luego lo volvió a meter y así unas cuantas veces hasta ingresar el segundo dedo.
Dejó de darle atención a su miembro y solo se enfocó en penetrarse con sus dedos. Cuando notó que estaba rozando su próstata con la yema de sus dedos, no pudo aguantar más sus gemidos. Mientras más aceleraba el movimiento de sus dígitos, más aumentaban.
Barco estaba perdido en la lujuria, tanto que no escuchó cuando Agustín ingresó a la pieza.
La escena que se encontró al llegar a su habitación no era lo que esperaba, pero no se quejaba tampoco.
Al ver que su novio no se percataba de su presencia, se permitió admirarlo.Vio como sus dedos se hundían en su interior, como su cadera se elevaba debido al placer y los dedos de sus pies se contraían. El sudor en su frente y pecho reflejaban el calor que sentía y el esfuerzo que estaba haciendo. Pero su vista se posó en la rosada y pequeña boca del menor, estaba levemente abierta mientras soltaba esos gemidos que volvían loco a Agustín.
Luego bajó y sintió algo formándose en la parte baja de su estómago cuando vio el rojizo y palpitante miembro de Valentín.Giay no lo pensó más, se sacó la ropa que usó para ir a la panadería y fue decidido hacia Valentín para darle el placer que tanto se veía que anhelaba.
Barco se sobresaltó al sentir como el colchón se hundió un poco debido al peso de Agustín. —A-Agus.
Quiso incorporarse pero Giay lo volvió a recostar, se posó sobre el pequeño cuerpo de Valentín y comenzó a besarlo, enseguida dieron pase a sus lenguas.
Valentín llevó sus brazos y piernas alrededor del cuerpo de Agustín, quería sentir todo de él. Giay soltó un gemido sobre los labios del más chico cuando su miembro aún cubierto por su bóxer chocó con el de Barco.
Agustín se alejó para quitarse la última prenda que poseía su cuerpo, así que Valentín aprovechó para ponerse de rodillas en la cama, y cuando el mayor se acercó, lo tomó de los hombros para acostarlo.