—No pensé que nos iría tan bien—dice Jessie con una sonrisa de alivio.
Después de nuestro esfuerzo y acostarnos tarde los últimos días pudimos presentar nuestro trabajo, tenía algunas fallas, pero logramos conseguir un 81, eso es más que suficiente, me agradaría poder ser de esas que obtienen 100 en todo, pero mi organización no ayuda y no tomó acciones en eso.
Nos quedamos más tiempo ya que no teníamos nada que hacer y el profesor nos pidió quedarnos para ir apoyando a nuestros demás compañeros, pasan y pasan grupos explicando y defendiendo su investigación de una manera increíble, hasta que llegan ellos, los Goodman.
—Buenos días a todos los presentes...—dice Liam, esa sonrisa, esos ojos. Mis mejillas se sonrojan y Noah me choca con el hombro.
—Te gusta Goodman Em—a lo respondo con una mirada de molestia, porque sabe que desde el primer día me ha molestado con eso y muchas veces le he corregido.
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Al salir decidimos irnos a tomar unas cervezas para celebrar nuestro logro, por lo que decidimos irnos por algunos atajos que hay en el pueblo para no caminar tanto ni estar frente al sol por mucho tiempo, debo decir que no es la primera vez que paso por uno, pero me dan puros escalofríos solo de pensar en las cosas que han pasado por aquí.
Mientras vamos caminando nos llega un olor muy fuerte, proviene de los contenedores de basura que tienen los edificios en esta parte, ese olor no se compara para nada al olor de la basura, este es peor.
—Caminemos más rápido, no aguanto más este olor, es demasiado fuerte—dice Noah.
—Esto huele como si hubiera un animal en descomposición—dice Jessie, nunca en mi vida he olido un animal o persona en descomposición, pero confió en Jessie, su papá suele salir los fines de semana a cazar animales que están a las afueras del pueblo.
—Ya falta poco Em, será tu primera vez tomando cerveza, pero no te preocupes, te gustará—Noah me mira con una sonrisa en donde muestra sus dientes, a lo que yo le respondo con una sonrisa de boca cerrada. No confío mucho en sus palabras, porque la verdad no soy nada de tomar bebidas alcohólicas, mi mamá suele darme un poco para probar, pero no me siento con la necesidad de beber.
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Llegamos al lugar favorito de Noah: Kukara Bar.
Lo primero que Noah me pasa es un coñac, lo pruebo, pero es muy fuerte, mi única reacción es arrugar la cara, se me hace hasta difícil pasar el líquido por mi garganta, no sé si sea capaz de llegar a tomarme todo lo que está el vaso, ni, aunque sean tragos cortos.
—Pensé que, si íbamos por unas cervezas Noah, eso me dijiste.
—Si Em, pero necesitas probar cosas nuevas, no te preocupes, pide lo que quieras, yo te invito.
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Después de varios coñacs ya no me arde la garganta, me siento relajada, Jessie y Noah fueron a conseguir una pareja para bailar, pero yo preferí quedarme en la mesa, total, yo no soy mucho de bailar. Mis pensamientos van y vienen por mi mente y empiezo a buscar a Jessie en la multitud, pero no la veo por ninguna parte.
—Hola Emma, ¿cómo crees que me fue en el trabajo de investigación? —me hablan, pero solo estoy buscando a Jessie, hasta que la veo, está sentada en la barra, esta con un chico, pero no lo veo muy bien, el coñac ya me está haciendo efecto y al pararme tan rápido pierdo el equilibro, pero caigo sentada en la silla donde estaba.
—Emma, ¿estás bien? —vuelvo y escucho la misma voz, pero me estoy sintiendo mal, no debí beber tan rápido, ahora estoy sintiendo ganas de vomitar. El chico a mi lado intenta ayudarme a pararme, pero eso solo ocasiona que le vomite encima, intento verlo, pero mi vista se vuelve negra.
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El pequeño Cleins
Teen FictionEl pequeño Cleins era un pequeño pueblo en el cual no vivían muchas personas, no era un pueblo muy visitado por turistas, pero tenía su encanto, la gran mayoría de las personas que vivían aquí es porque habían estado aquí desde su infancia. Aunque e...