Tócame

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Entró en la habitación dispuesto a comerlo, de alguna forma lo necesitaba, dejarse morir a su lado era mejor que cada uno de sus intentos de suicidio, morir junto a él en un orgasmo era mejor que seguir viviendo, Dazai cerró la puerta tras de sí sabiendo que él lo esperaba.

Chuuya estaba sentado en el borde de la ventana mirando hacia la nada, observando el mar a la distancia no esperaba nada más que a su compañero. Dazai sonrió al verlo y él giró.
-Sabía que estarías aquí- dijo sacando su abrigo, Chuuya se bajó de la ventana pensativo, había tenido un largo día y sólo quería abrazarlo, sacó las manos de su bolsillo y se quitó los guantes mientras se acercaba a su amante, lo necesitaba, necesitaba sus besos, sus caricias, esa forma en la que sólo él lo hacía sentir humano.

Dazai dio un paso adelante desesperado por tocarle, juntando sus bocas en un dulce beso y un suspiro que los consumía por dentro, nada quería más que dejarse morir a su lado olvidando todo, sintiéndose el uno al otro. Levantó el rostro de Chuuya para mirarlo a los ojos, su mirada triste hablaba por él, pero sabía que no le diría nada, no aún. Comenzó a besarlo nuevamente, suave, como si le pidiera dulcemente que olvidara el mundo y que fuera sólo suyo. Chuuya estaba demasiado lejos con sus pensamientos, pero Dazai era el único que podía hacerlo volver, hacerlo sentir.

–Tócame- susurró el castaño y Chuuya acarició su piel con sus manos desnudas cansado de esconder sus ganas de deshacerse en sus brazos.

Las caricias de muerte de Chuuya se sentían eléctricas en su cuerpo, dándole esa sensación de estar vivo sólo por eso. Sus lenguas se enredaban la una con la otra, sus músculos reaccionaban ante el tacto, ante el deseo. Tirados en la cama, Dazai pasó su lengua por el cuerpo de su amante, Chuuya gimió sintiendo la lujuria del chico de ojos color caramelo y sus manos se perdieron en el cabello castaño, abrazados, unido el uno con el otro, Dazai entró en lo profundo de su amante y ambos gruñeron al sentirse unidos. -Tócame, tócame así- susurró el pelirrojo agitado, Dazai en respuesta sostuvo su miembro sin dejar de gemir mientras su compañero se movía suavemente en una lucha desesperada por placer, por completarse el uno al otro en todo momento.

Dazai sentía un impulso a cada momento en que se acercaba su orgasmo, volviéndose loco, mordiendo, lamiendo, esperando el punto exacto donde se dejaría morir un poco en su interior. Chuuya gemía elevándose a gran velocidad para dejarse caer en el abismo, sintiendo las lamidas de Dazai, sus caricias, su miembro en lo profundo, sintiéndose humano a su lado como nunca se sentía con nadie, sólo con él, sólo con Dazai y sólo en esa cama que compartían como amantes. Dazai no soportó sus ganas y lo apretó contra su cuerpo resoplando furioso, muriendo en su interior al caer al abismo. La respiración de Chuuya se cortó por un instante, como si volviera a la vida al sentirlo, empujado al orgasmo junto a su compañero, sintiéndose vivo, sintiéndose humano, sintiendo que al fin tenía todo lo necesario para seguir, mientras Dazai satisfecho dejó salir un suspiro, completo por saber que sólo moría junto a Chuuya.



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Me gusta pensar en que mientras Dazai siempre desea morir, Chuuya desea vivir, sentirse por completo un humano. Creo que encajan perfecto el uno con el otro, como si fueran dos caras de una misma moneda.
Como en la canción A Little dead, sentirse humano mientras se muere un poco.

Si te gustó, quizás te guste "Si de todas formas iremos al infierno" en mi perfil. Inspirada en estos personajes.
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Tócame... Dazai y ChuuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora