Azulitos

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Advertencia ⚠️: AU con uso excesivo de lenguaje coloquial mexicano. Todo lo aquí escrito es comedia, juro que la mayor parte del tiempo escribo cosas serias. Contenido sexual explícito.

Tan sólo los larrys gozando del tercer mundo.

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Manos sobre el volante, el largo de sus dedos ajustándose sobre el perímetro del manubrio y su pelvis moviéndose de manera -quizá- un tanto sugestiva de adelante hacia atrás mientras mantiene el contacto visual con su amado. Louis sostiene una amplia sonrisa sobre sus finos labios y le parece difícil de creer lo jodidamente bien que aquella motocicleta se acopla a su cuerpo.

El caballete de la motocicleta es retirado en un rápido movimiento de pies e inmediatamente sostiene el peso sobre ambas extremidades, consiguiendo un equilibrio perfecto antes de dirigir una amable sonrisa a un bastante divertido Harry, quien le mira embelesado con un par de hoyuelos adornando sus bonitas mejillas.

—¡Es perfecta!—Exclama Louis con emoción, sus labios siendo relamidos por inercia al desviar la mirada un poco hacia los ajustados jeans que viste su pareja, la manera en la que aprietan los rellenos muslos de Harry y lo malditamente bien que sabe su novio lucirá siendo su copiloto. El ojiverde le observa embelesado, cual pieza de museo en su primer día de exhibición, y es que sólo él sabe cuán ansioso Louis se hallaba por adquirir una motocicleta para poder moverse por aquella gran ciudad.

No era la primera vez que Louis montaba una, joder, claro que no. Él había llevado a Harry en más de una ocasión sobre su preciosa Yamaha hacía varios años atrás, cuando ambos no eran más que un par de adolescentes enamorados; ellos solían dar largos paseos por las pocas áreas verdes que la ciudad tenía para ofrecerles e incluso habían hecho una ruta en busca de los mejores azulitos de la ciudad, terminando en más de una ocasión desviándose hacia algún motel barato ubicado sobre una avenida principal. Sin embargo, fue tras una pequeña vergonzosa caída que Louis se vio obligado por su suegra a desistir ante la idea de seguir conduciendo una motocicleta si es que deseaba continuar saliendo con Harry, no obstante, el ojiazul solía ser una persona en extremo persistente, y apenas pudo mudarse con Harry, se vio en su labor de convencimiento para poder hacer que el rizado fuese algo así como ¿su aval? Para poder acreditar el costo de una bella motocicleta.

Letras grandes en rojo hacen contraste con el amarillo que se muestra en cada rincón sobre la tienda departamental -Elektra, por supuesto- en la que ambos se han encontrado en la última hora, calando cada motocicleta que parecía ser del agrado del ojiazul. Louis finalmente cree que ha encontrado a la indicada cuando monta una bella Italika con un cilindraje de casi 300 centímetros cúbicos. Acerca a su chico por la cintura para besar cortamente sus labios, recargando apenas un poco el peso de Harry sobre una de sus piernas; la punta de su lengua tocando suavemente el labio inferior del ojiverde antes de que un incómodo carraspeo interrumpa el silencio que se había mantenido hasta entonces.

—Así que… ¿Podemos decir que se la lleva?—Cuestiona con cierta incomodidad el vendedor, encontrándose ya un poco harto de los constantes coqueteos que ambos muchachos han estado sosteniendo desde la primera motocicleta que Louis montó, literalmente espetando sin pudor alguno un “podría verte con el culo rebotando sobre esta, amor” hacia Harry, consiguiendo tan sólo una risa bajita por parte del ojiverde y un bufido del empleado.

El castaño mira al rizado una última vez antes de asentir hacia el amable caballero quien ha estado haciendo un excelente labor de venta con la pareja, un fugaz beso es dejado sobre los labios del menor y Louis desciende de la motocicleta, palmeando suavemente un costado de Harry antes de abrazarle por la cintura mientras se dirigen a firmar los papeles.

Azulitos (Larry AU) (One-shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora