La Hija De Corazón (Law×Oc)

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Os pongo un poco en situación. Mi mente y atención en Law, que ni cuenta me di que no viajábamos solo con los Mugiwara, sino que unos samurais de los más raros se habían incorporado a nuestro viaje. No eché cuenta a su existencia ni un segundo, ya que no me interesaban. Maldigo a Doflamingo por haberme criado tan mal.

Suspiré, mirando por la escotilla del submarino. Echaría de menos a Sanji, si es que al final no se salvaba de las garras de Big Mom. No solo habíamos ayudado moralmente a los minks, compatiotras de Bepo, mejor amigo de Law, sino que nis separamos en dos grupos: uno que se encargaría de salvar al rubio, el cual había sido obligado a casarse con una desconocida, con tal de salvarnos a todos, y otro que se dirigiría a Wano, con el objetivo de acabar con Kaido. No me parecía mal plan, pero estar pendiente de que Zoro y Law se mantuvieran calmados me agotaba.

Law: ¿Qué es lo que te ocurre? - levantó la mirada de su libro -

Tn: Nada, solo pensaba en si Luffy habrá conseguido llegar a tiempo. - me crucé de piernas, bajo su atenta mirada.

Law: Mugiwara-ya es mayorcito para que se anden preocupando por él. La primera vez que lo vi, le pegó un puñetazo a un tenryuubito. - expresó sin ánimo. -

Tn: Muy típico de él - me reí y noté que me miraba con más intensidad - ¿Qué?

Law: Te ves linda sonriendo. - dijo, provocando en mí un sonrojo -

Tn: Ay, calla y durmámonos ya - me tumbé en la cama, la cual compartíamos desde hace una semana - 

Law: Aún me queda medio libro, Tn. Hazlo tú si quieres. -

Me levanté de golpe y, tomándolo de la muñeca, lo llevé hasta el colchón, tumbándolo, colocándome a su lado. Law estaba completamente tieso, casi sin respirar. Parecía que lo había sorpresa. Al principio me preocupó, pero al ver que su rostro estaba a milímetros del mío, tragué saliva. Nuestros ojos conectaron y, sin darnos cuenta, nuestros labios se unieron en un tímido, pero dulce beso. Ambos nos sorprendimos, aunque yo lo estuve más a la hora de notar como el ex-shichibukai me acercaba a él, intensificando el beso y, no hasta que nos comenzó a faltar el aire, que nos separamos.

Tn: Te quiero... - susurré y, al abrir los ojos, los cuales habia cerrado sin querer, vi como el pelinegro me daba la espalda - Buenas noches. - hice lo mismo.

Los días pasaron y por fin habíamos llegado a la tierra de los samurais. Tuvimos que separarnos, por el bien del plan, por lo que Zoro y yo iríamos por un lado y los demás por otro. No hubo despedida entre Law y yo. No podía negar que me dolía, pero debía mantenerme segura de mí misma y no andar siempre detrás suya.

Zoro: ¿Estás segura de que no te quieres ir con el soso? - me preguntó por tercera vez -

Tn: ¿Y perderme días de puro beber sake y aventuras a tu lado? No, estoy bien así. - andé hacia la aldea más cercana, tomándolo de la mano, para que no se perdiese -

¿Qué es lo que ocurrió? El espadachín se fue a comprar sake y no volvió, dejándome sola. ¿Es que acaso ese era mi destino? ¿Cómo había podido perder a un hombre de casi dos metros con un pelo de lo más raro en una ciudad en el que todos se parecían a eĺ?

Me pasé días buscándolo hasta que, en un momento en el que creía todo perdido, me encontré con él.

Tn: ¿Qué demonios está pasando?

Cortito, lo sé, pero es que esto esta llegando a su fin y es por dos razones.

La primera es que se me fue la mano con este anime y tiene muchísimas incosistencias argumentales, además de que mi inspiración no está por la labor de ponerse con esta historia, centrando su atención en los nuevos proyectos que están por venir.

La segunda es que el anime me está cansando con tantas pocas nuevas escenas, que poco pone de su parte.

El caso es que tendrá como máximo 3 capítulos más, a lo sumo, antes de finalizar esta historia, pero no todos son malas noticias. No abandono el mundo de One Piece, ya que estoy escribiendo la historia de Doffy, la cual ya tenéis disponible, y próximamemte haré una de mi maravilloso y hermoso peliverde, también conocido como Roronoa Zoro. Espero que no me odiéis.