Al día siguiente, Jay volvió al mundo mortal para buscar a Jungwon. Esta vez estaba en una mansión que dedujo que era su hogar, y teniendo en cuenta que traspasó muchas habitaciones para encontrarlo puede decir que esa casa era excesivamente grande.
—Tú— dijo nada más al encontrarlo sentado en el suelo de esa amplia y ordenada habitación que estaba al final del pasillo. Notó como Jungwon había dado un gran brinco del susto. —Cada vez que me ves te asustas, estoy empezando a tomarmelo a personal.
—Buenos días señor Yeomna. Disculpe que su repentina presencia me asuste, no esperaba que saliera de la absoluta nada.
Ignorando las palabras del castaño, Jay fue directamente al punto. —Dos días.
—¿Dos días?
—Sí, ese estúpido trato de ser pareja, lo haré durante solo dos días, luego te suicidas y dejas de dar el coñazo en la sede.
—Mmmh, con eso no me da tiempo a hacer todo lo que quiero, ¿puede ser una semana?
—Dije dos días.
—Bueno, yo soy quien decide cuándo suicidarme y te estoy diciendo que no lo haré hasta completar todo, así que una semana o seguiré molestando en esa sede de la que hablas.
—¿Me estás chantajeando?
—Tal vez.
Los ojos de Jay empezaron a brillar mientras una sonrisa burlona se formaba en sus labios. No sabía si estaba enojado o entusiasmado, probablemente una mezcla de ambos.
—Eres el primer mortal que se atreve a tanto. ¿No temes que cuando te lleve al mundo espiritual te haga pagar por todo dándote el peor momento de tu vida?
—Me da igual, sería solo durante el trayecto, ¿no? Y ya estaré muerto de todas formas.
El rubio soltó una risa socarrona. —Una semana empezando desde hoy, cuando pasen estos 7 días te suicidas.
El castaño se levantó del suelo para quedar frente al rubio y alzar la mano derecha. —Trato— al ver que Jay no le daba la mano para zanjar el asunto, soltó una risita nerviosa y bajó la mano. —Como dije, usted no tiene que hacer gran cosa, ni siquiera actuar que me ama o algo así, solo cumplir mis simples peticiones.
—Vale, pues empieza a pedir.
Jungwon rió bajo y tomó su mochila. —Ahora mismo no va a poder ser, señor Yeomna, tengo que ir a la Universidad.
Jay rodó los ojos con molestia. —¿Si te vas a matar de qué sirve gastar tu poco tiempo de vida en responsabilidades?
—Intentar hacer vida normal también es parte de mis planes antes de morir.
—Sí que se complican los humanos.
—Jeje~, así somos. Volveré en unas horas, puede acomodarse y esperar aquí— Jungwon abrió la puerta. —Hasta luego— dijo con una gran sonrisa antes de salir.
Aprovechando la soledad, Jay se tomó la libertad de acostarse en la gigantesca cama cuidadosamente hecha.
Yo, un dios, esperando por un mortal para cumplir sus caprichos, qué bajo he caído.
Aunque estaba irritado por eso, sentía una extraña sensación de tranquilidad. La cama era muy cómoda y notaba como sus párpados empezaban a pesar.
¿Cuándo fue la última vez que pude descansar correctamente? No lo recuerda. Como dios tiene mucho trabajo y apenas tenía algo de tiempo para relajarse. Pensando un poco en ello podría tomarse esa semana como unas pequeñas vacaciones, al menos así no sería todo tan malo como cree.
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𝚈𝙴𝙾𝙼𝙽𝙰
Fanfiction𝙿𝚊𝚛𝚔 𝙹𝚘𝚗𝚐𝚜𝚎𝚘𝚗𝚐, 𝚎𝚕 𝚊𝚌𝚝𝚞𝚊𝚕 𝚍𝚒𝚘𝚜 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚖𝚞𝚎𝚛𝚝𝚎, 𝚕𝚕𝚎𝚟𝚊 𝚜𝚒𝚐𝚕𝚘𝚜 𝚌𝚞𝚖𝚙𝚕𝚒𝚎𝚗𝚍𝚘 𝚜𝚞 𝚌𝚘𝚖𝚎𝚝𝚒𝚍𝚘 𝚎𝚡𝚒𝚝𝚘𝚜𝚊𝚖𝚎𝚗𝚝𝚎: 𝚕𝚕𝚎𝚟𝚊𝚛 𝚎𝚕 𝚊𝚕𝚖𝚊 𝚍𝚎 𝚕𝚘𝚜 𝚖𝚘𝚛𝚝𝚊𝚕𝚎𝚜 𝚊 𝚕𝚊 𝚙𝚞𝚎𝚛𝚝𝚊...